Mar. Mar 19th, 2024

Este martes ha dado el pistoletazo de salida la que ya es la 21ª edición del Festival de Cine Alemán de Madrid

El ya veterano Festival de cine alemán de Madrid, desde hace un par de años asentado en el Palacio de la Prensa, suele contar con un plato fuerte de cara a su inaguración anual. Una cinta importante firmada por un importante realizador germano al que suelen traer para conceder entrevistas a los medios y charlar con el público después de las proyecciones. Este año hemos iniciado este periplo de seis días con la flamante ganadora del LOLA Filmpreis de oro a mejor película del 2018. Se trata de «Gundermann», última obra del polifacético y reconocido Andreas Dressen.

Gundi

Lo que podría ser un biopic de un cantautor al uso, un subgénero que está proliferando en los últimos años, se distancia de lo normativo gracias al montaje de la historia. La narración de la vida de Gerhard Gundermann (1955-1998) no entiende de cronologías sino que apuesta por condensar sus inconsistencias personales en una fragmentación y un desdoblamiento temporal que convierten el contenido en algo de lo más atractivo. Lo hace sobre todo al tomar esta decisión al fusionar la fuerza de la personalidad del protagonista con la manera en la que esta se refleja a lo largo de las decisiones que va tomando durante de su vida.

«Gundermann» podría ser la historia de un cantautor, de cómo gracias a su talento consiguió el reconomiento que se merecía. Tanto en su Alemania del Este natal como en el bloque occidental. Pero esto es tan solo uno de los muchos elementos que nos quiere mostrar el filme. La historia nos habla en última instancia de los ideales y la manera de entender la vida de alguien que, después de todo lo conseguido, tampoco sabe exactamente que es lo que ha logrado. Es por ello que el filme bucea en tres grandes subtemas. Por un lado, la relación que guarda con una amiga de la infancia, una mujer casada, con dos hijos. Dando saltos temporales, somos conocedores desde un buen inicio que acabará siendo un pareja, creando el misterio y despertando la curiosidad al espectador de cuándo y cómo se da este cambio de situación. Una relación con esta mujer que también tendrá dentro de su grupo de música. Dressen nos regala escenas de gran belleza en la interpretación de los temas musicales, tanto en, sobre todo, ensayos, así como en actuaciones en directo. Temas rock que apelan a Bruce Springsteen o Bob Dylan. De éste último, Gundermann actuó como telonero. Por último, se aborda otro telón, el de acero. El filme se inmiscuye en la idelogía socialista de su protagonista. En el hecho de no abandonar su trabajo como gruista excavando carbón. Su consciencia de clase y su forma de vida serán las que le inspiren a la hora de su creación poética y musical. Pero por otro lado, esta consciencia de clase no será sindical sino política, exaltando los ideales socialistas y luchando por entrar en el partido. Asistimos a la entrada y expulsión en éste, así como temas más escabrosos como su relación con la STASI. Víctima pero también victimario, la película no se vuelve autocomplaciente con él sino que resalta su escaso arrepentimiento de estas colaboraciones y sus discutibles y desmemoriados recuerdos de aquellos años. También su obsesión por conseguir los documentos incriminatorios de cara a verse perjudicado su éxito musical con ellos.

Estamos en definitiva ante una cinta temáticamente muy completa, con un montaje que dinamiza y nos acerca a la mente de su personaje principal y con una factura técnica excelente. Un buen arranque para un festival ya consolidado en la capital española.

 

 

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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