Gracia Querejeta ha presentado su último largometraje con Quince años y un día que guarda la marca identificativa de la directora. Rodrigo Sorogoyen se lanza, por su parte, a dirigir por primera vez en solitario en Stockholm, una película rara en el buen sentido de la palabra y de final algo desconcertante. Fuera de la sección oficial, 15M, Málaga despierta es un documento histórico y de carácter didático y testimonial sobre el movimiento reivindicativo en la ciudad.
Querejeta recoge en Quince años y un día la difícil y conflictiva transición a la vida adulta de un pubescente huérfano de padre que, sin ser el psicópata de Hijo de Caín, uno tampoco se lo llevaría a casa con excesivo gusto. Expulsado del colegio por tres meses, su madre decide que debe pasar una temporada con su abuelo, antiguo militar. Ya a vuela pluma se perciben al menos dos temas recurrentes en la filmografía de la directora: la adolescencia (Una estación de paso, 1992. Tampoco le es extraño al festival. El año pasado Els nens salvatges, de Patricia Ferreira, ganó la Biznaga de Oro a la mejor película) y la ausencia de la figura paterna. Curiosamente, esta película está dedicada al propio padre de Querejeta que, esta vez, no interviene en la elaboración del guión. Al igual que hiciera en Cuando vuelvas a mi lado (1999), a Querejeta le gusta usar los fundidos en rojo para los flashbacks y los blancos para las elipsis de la propia narración contemporánea.
La cinta recoge el testigo que ya iniciara Somos gente honrada y continuara Inevitable, salvando las prudentes distancias que convendría respetar. Es decir, es una película básicamente buena y fundamentalmente ordinaria, que posiblemente no deje huella en el espectador, pese a ser una historia de calidad. Cuenta con dos grandes de la interpretación (Maribel Verdú y Tito Valverde), y aún así el resultado sigue siendo el mismo: decentemente normal.
Stockholm: Blues en Madrid
Stockholm presenta un Madrid frío, gris y pluvioso. En este marco casi nórdico se enmarca una historia episódica de chico-conoce-chica absolutamente nada convencional narrada en dos partes bien diferenciadas: la noche (con el juego de seducción maculino, intenso y lubricado) y el día (con el juego de seducción/revancha femenina, accidentado, histérico y trágico). De trasfondo, la soledad, expresada en largos silencios e infinitas secuencias, a más puro estilo Erice, que genera el vacío de sentimientos de unas relacionas nacidas en la pasión nocturna pero que se desvanecen con los primeros rayos del sol. “El título hace referencia al síndrome de Estocolmo por el secuestro de él hacia ella [Síndorme de Estocolmo: Reacción psicológica en la cual la víctima de un secuestro desarrolla una relación de complicidad con quien la ha secuestrado, Wikipedia dixit]”, explicó Sorogoyen en la rueda de prensa.
La imagen está cuidada con celo y coherencia. Así, predominan los colores blanco y azul; la decoración de los interiores es sobria y los personajes, reducidos. Stockholm es una película que genera cierta inquietud y desazón completamente ajena a cualquier clasificación.
Caballo Films es la productora del director creada ex profeso para la financiación del filme que además se ha apoyado en el CrowdFunding: “La línea de esta productora es la de producir un cine español medianamente distinto a lo que se puede conocer como tal”, apuntó Sorogoyen. Stockholm hace justicia a sus palabras.
15M. Málaga despierta: La revolución permanente
El título es lo suficiente elocuente para que una descripción sobre su contenido sea inncesaria. Presentado en la sección de documentales (sesiones especiales, es decir, fuera de concurso), la pieza más que una arenga política es un relato con un fuerte componente didáctico y expositivo acerca de cómo se gestó, desarrolló y vive el 15M en Málaga. Lo inocente de las respuestas a algunas de las preguntas planteadas desde el exterior están justamente equilibradas por un fuerte componente emocional. Naif y optimista.
Un último apunte extracinematográfico: el almeriense Manuel Martín Cuenca ha recibido el Premio Eloy de la Iglesia-La Opinión en una gala celebrada en el Teatro Cervantes.
Fotos: Nacho López
Me alegra que Stockholm esté bien. La tengo tantas ganas…. 🙂