Mar. Mar 19th, 2024

La sección oficial se cierra a lo grande con la turbia «Les démons», «El clan» de Pablo Trapero se pierde en efectismo y no logra encontrar un tono propio.

«El clan»: efectismo sin un tono homogeneizado

Con una más que gélida e intimidatoria mirada, se nos muestra a un Guillermo Francella caracterizado cambiando del registro de comedia que tanto éxitos le ha dado («Corazón de León»), en la película argetina de Pablo Trapero «El clan», la cual se hizo con el premio a la mejor dirección en el Festival de Venecia y Zinemaldia recupera en forma de Perla. Dicha dirección, resulta cuestionable al mostrar esta historia real sobre extorsiones y secuestros dentro de una familia en los años ochenta, desde un tono muy indeterminado. Nunca llegamos a vislumbrar cual es la intención de su realizador, que genera un ambiente malsano repleto de seriedad para incluir temas musicales dinámicos en sus escenas más violentas contrastando con un montaje que refleja los gozos de unos y las desgracias de otros, emulando torpemente a Scorsese y dilantando en exceso sus escenas. Tampoco convence el exceso de efectismo, llegando a forzar algunas partes del guion, resultando falso tanto en su planteamiento como en su resolución por parte de los actores. ¿«El clan» busca en algún momento el realismo? Parece como que en algunos momentos lo hace y en otros prefiere perderse en florituras que evidencien la valía técnica de su propio director.

Esta historia sobre el control paterno que gira entorno a su figura represora, hierática y psicópata, no acaba de despegar el interés que podría realizar con una temática tan turbia y potente. Tampoco explota la evolución de un continuo de personajes de los cuales nunca se interioriza en sus motivaciones.

clan

«Les démons»: el conocimiento del mal desde los ojos de un infante

Impactante cuanto menos supone la última pieza ofrecida en la sección oficial titulada «Les démons» y filmada en Canadá por Philippe Lesage. Con una visualidad plástica que ofrece un estudio de lo sencillo acompañado de un sonido ambiente que en ocasiones combate con los diálogos de sus protagonistas, acaba por ofrecer una fábula bien narrada introduciendo una música extradiegética tan hipnótica como turbia que evidencia el postulado del filme mismo como un cuento moral. Y es que tras esta magnífica pieza nos muestra con sigilo desde los ojos de un tierno infante como se explora el conocimiento del mal. El pequeño Félix empieza a comprender los males de un mundo externo a partir del comportamiento de sus profesores, padres, hermanos y amigos de éstos, así como de sus propios padres, la hostilidad un universo que se le antoja incomprensible y que tan solo en el amor fraternal encontrará en ocasiones cierto alivio.

Lesage pretende perturbarnos desde la gelidez de lo naturalizado. Ni juzga ni adoctrina, tan solo expone de manera conscientemente artificial unos hechos que invitan a la reflexión sobre la distorsión de la conducta humana y la importancia que reside en el entorno a la hora de crecer como persona en valores tanto positivos como negativos. Por otro lado, en su última deriva, el canadiense lleva la estrecha relación entre sexualidad, descontrol y arrepentimiento siempre ligado a la infancia a unos derroteros tan perversos como lamentablemente humanos. Nos hallamos ante un filme demoledor que tanto por su puesta en escena como la crudeza y naturalismo en el que expone su temática, la convierten en una de las favoritas para llevarse la Concha de Oro.

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«The Treasure»: Comedia a la rumana

Peculiar se antoja la propuesta rumana del director Corneliu Porumboiu que llega a la sección Zabaltegui con el premio al mejor reparto dentro de «Un Certain Regard» en Cannes. Mediante planos fijos y leves movimientos de cámara, «The Treasure» nos introduce con unos diálogos secos, lentos y recitados sin levantar en un solo momento el tono de voz, en lo que se muestra como una comedia (a juzgar por las constantes risas del público) que se sustenta en la naturalidad y la actitud solemne y naturalizada de sus  protagonistas. Aborda el absurdo y apela a la sequedad de su propia esencia para estudiar diferentes preocupaciones innatas en la sociedad rumana, citando al pasado político, lanzando dardos al intervencionismo y a la acaparación de la riqueza por parte del Estado por encima del individuo y al deseo de poder cumplir ciertas metas mediante el dinero.

«The Treasure» levanta las carcajadas entre el público, pero no consigue entusiasmar a quien por más que lo intente no sea capaz de entrar en su juego desde buen inicio. Se trata de una comedia repleta de reproches a la sociedad entre silencios tensos y la naturalidad en la que se expresan las pasiones humanas. Un caldo que se cuece a fuego lento (con reiteraciones y secuencias tediosamente alargadas) y que contrasta con su explosión final en unos títulos de crédito unidos al tema musical «Life is life» interpretado por un grupo Hard Metal.

The Treasure

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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