En nuestra primera jornada hemos visionado cuatro largometrajes, «Christine», «Hedi», «Women who kill» y lo último de Thomas Vinterberg «The commune»
Guardo un grato recuerdo cuando con mis amigos de toda la vida hacíamos una escapada a tierras asturianas y hacíamos una compra para abaratar costes del viaje. Preparando este viaje me ha sido totalmente imposible no acordarme de aquellos preparativos. Tras un viaje en el Megabus donde pude poner a prueba mis dotes de contorsionista llegué al piso donde había alquilado la habitación. Está a unos cuarenta minutos de la sede del certamen. Mis rommies, como llaman por aquí los paisanos a los compañeros de piso, son Ted y Justin. Reconozco que es mi primera experiencia compartiendo casa. Justin es músico y da clases de guitarra. Ted, de momento desconozco que hace. El piso está en el barrio ucraniano cerca de Wicker Park, y es muy bohemio. Nada más llegar lo primero que hice tras deshacer la mochila y poner el condumio a buen recaudo en la nevera, fue dar una vuelta de reconocimiento. A pesar de ser Ucraniano, la influencia latina se deja ver nada más dar la vuelta a la esquina, porque hay un supermercado llamado “La española” que en su día fue una lavandería. Andas por la calle y el español se oye por todas partes. Es más entras en las tiendas y te atienden en español. Para congraciarme con mis rommies y empezar bien nuestra quincenal relación no se me ocurrió mejor idea que comprarles una botella de Jumilla, que obviamente aceptaron con suma gratitud.
Hoy tras levantarme y desayunar, al disponerme a hacer los sándwiches con los que sobrevivir descubro con estupor que uno de mis compañeros se ha tomado la libertad de comerse mi jamón york, la mortadela y el queso provolone. En fin, todo un gran comienzo, ya veremos que hacemos con los rommies. Tras desayunar fui a por la acreditación a la oficina de prensa, porque aquí no estamos de vacaciones, aquí hemos venido a hablar de cine.
“Christine”: Si hay sangre, hay audiencia
Iniciamos el festival con el estupendo trabajo firmado por Antonio Campos, que hemos podido ver dentro de la sección «International Feature Competition». Craig Shilowich se encarga de dramatizar los acontecimientos que condujeron al trágico suceso acontecido en la cadena de televisión WZRB en 1974. La presentadora Christine Chubbuck se suicidó durante una emisión de televisión en directo. El guion de Shilowich es heredero en cierta medida del trabajo de Sidney Lumet, “Network”, con el que guarda ciertos paralelismos. Explora con gran profusión de detalles cómo funciona una redacción. El periodista tiene que vender al editor la noticia, y a su vez el editor vive bajo la tiranía de los ratings de audiencia. Eso lleva a Michael, el editor, a presionar a su plantilla. Campos rehúye completamente de hacer un biopic al uso, por ese motivo analiza las diversas causas que llevaron a Christine a acabar quitándose la vida en directo. Porque esta tragedia se coció a fuego lento. A las inseguridades profesionales de la periodista, se sumaron problemas de salud y afectivos, que generaron una auténtica tormenta perfecta. Todos los problemas hicieron de una persona que tenía una visión positiva de la vida, que le gustaba el periodismo que empoderaba a los sin voz, acabará siendo totalmente pesimista y arribista. En ese viaje psicológico brilla el trabajo de la actriz Rebeca Hall, que en este caso está rodeada de grandes actores como Michael C. Hall o el veterano John Cullum.
“Women who kill”: Lo que esconde la caja
En el marco de «U.S. indies» hemos visto el nuevo largometraje de Ingrid Jungermann que escribe y dirige con un pulso firme, sin perder nunca el horizonte, esta divertida comedia negra con tintes románticos. Jean y Morgan, son dos chicas jóvenes que viven en Brooklyn y que hacen un podcast de gran éxito sobre asesinas en serie llamado “Woman who kill” (Mujeres que asesinan). Morgan, a su vez, trabaja en una cooperativa de alimentos llamada Green Hill. Un buen día, una joven misteriosa llega a pedir trabajo. Ambas se enamoran rompiéndose la sólida relación profesional y sentimental. Jean empieza por celos a buscar en el pasado de Simone, la nueva amante de Morgan, porque comienzan a tener lugar en el tejado de la cooperativa extrañas muertes. Jungermann opta por jugar con el espectador en todo momento, sembrando la duda por doquier, porque todos los personajes guardan algún secreto que no quieren confesar, con lo que el visionado se hace muchísimo más interesante y ameno. Además, no cae en los clichés de la comedia romántica hollywoodiense haciendo un filme fresco y entretenido, donde la herencia de David Lynch y Woody Allen se aprecia en la composición de algunas secuencias, sobre todo de obras como “Twin Peaks” o “Misterioso asesinato en Manhatan”.
“Hedi”: atrapado en la realidad
El realismo social se apodera del Festival Internacional de Chicago con este impresionante debut del realizador tunecino Mohamed Ben Attia, que hemos podido ver en la sección «New Directors Competition». Una ópera prima que viene avalada por haberse alzado con dos Osos en la pasada edición de la Berlinale. Hedi es un joven tunecino que trabaja en un concesionario de la Peugeot. Es un buen hijo y trabajador. Está a punto de casarse. En uno de sus viajes a Madia conoce a una bailarina de espíritu libre que trabaja en el hotel donde se hospeda. Esto llevará a Hedi a enfrentarse a la realidad, porque tiene una vida dominada por la rutina y está a punto de acceder a un matrimonio arreglado por su madre. Este demoledor y brillante drama se sustenta en los paralelismos que establece Ben Attia entre su personaje y la revolución tunecina. La crítica social queda patente en unos magníficos diálogos que ponen en relevancia como movimientos como la Revolución de los Jazmines o el 15 M finalmente quedan tristemente fagocitados. Hedi, que está atrapado en su triste realidad, acude al resort para poder respirar, allí sueña con ver cumplido su deseo de ser dibujante de comics. Pero la realidad acabará tristemente llamando a su puerta, teniendo que renunciar a ciertas cosas, aunque esperanzadoramente no volverá nunca a ser el triste hombre gris que era. La sombra de los hermanos Dardenne planea tanto en el plano argumental como en la fuerza de la narrativa, esto puede que sea debido a que son los productores de la cinta.
“The commune”: Soñar es gratis
Y cerramos el día con el último trabajo del magnífico Thomas Vinterberg titulado «The commune», que lo hemos podido ver dentro de «International Feature Competition». Al igual que en “Celebración” o “La caza”, el realizador danés sigue explorando las dinámicas de la sociedad. Este nuevo filme es mucho más esperanzador en su mensaje final a diferencia de los mencionados precedentes. Narrativamente es mucho más luminoso y dinámico. “The commune” nos cuenta como Erik, un profesor de arquitectura racionalista, y su mujer Anna, que es presentadora de televisión, en los años 60-70 deciden crear una comuna. Comienzan llamando a Ole, un viejo amigo, y pronto se acabarán sumando el resto de los integrantes, para ello instauran unas reglas de convivencia. Lo que está por ver es qué será lo que dinamite la vida comunal. Vinterberg realiza un magnífico ejercicio donde explora la fuerza del núcleo familiar frente al comunal, porque la familia es algo impuesto frente a la comuna que es algo que el individuo elige. A esta compleja y delicada ecuación hay que sumar factores como el deseo o la crisis de la edad madura. El realizador danés explora el respeto, honestidad, fidelidad como claves en busca de una anhelada felicidad de la vida comunitaria. Una vez más, todo el reparto se entrega por completo a este curioso e interesante proyecto que explora la vida comunal. Tras el visionado se abre un interesante debate si esta forma de vida es un ideal utópico, una fantasía delirante hippie o puede ser una realidad. La controversia está servida, siempre con el sobrio estilo danés.
Parece bueno el comienzo del festival. Las primeras peliculas parecen interesantes en sus propuestas.