En la octava jornada del D’A vemos “Mouton” y “Harmony Lessons”. La sangre reaparece pero esta vez se presenta como medio y no espectáculo en sí mismo.
“Mouton”: Derrota ante la inminencia del olvido
Marianne Pistone y Gilles Deroo se conocieron en una asociación de documentalistas del norte de Francia. De allí surgió una simbiosis creativa que les permitió trabajar juntos en cortos y mediometrajes. “Mouton”, su primer largometraje de ficción fue proyectado en el octavo día del D’A. Este debut a cuatro manos fue galardonado en la última edición del Festival de Locarno con el Premio Especial del Jurado y el Premio a la Mejor Ópera Prima. La historia se sitúa en Courseulles-sur-mer, el pueblo turístico recordado por el desembarco del ejército canadiense durante la Segunda Guerra Mundial. En esa apacible aldea hallamos a Aurélien (David Merabet) un joven de diecisiete años que escapó de la ciudad donde vivía con su madre alcohólica. A pesar de su carácter dócil y pusilánime que ocasiona algunas burlas, Aurélien es querido y feliz en la pequeña y acogedora comunidad de Courseulles-sur-mer. El chico se gana la vida de cocinero e inicia un relación a hurtadillas con Audrey (Audrey Clément) una compañera del trabajo. Sin embargo un trágico acontecimiento cambiará el curso de sus días: Aurélien será objeto de violencia y olvido por parte de los depravados habitantes de la región.
Esta película rodada en 16mm se basa en hechos reales. “Mouton” se divide en tres bloques narrativos que desvelan la intencionalidad de los autores. Su propósito es ahondar en la turbia relación entre el pasado y el olvido. El trágico suceso no trasciende lo anecdótico aunque se trate de una gran tragedia que debería ser recordada. Como los dos amantes que comienzan una relación tras la desaparición Lea Massari en “La aventura” (Michelangelo Antonioni, 1959), los personajes de “Mouton” siguen con sus vacías vidas cuando Aurélien abandona ese pueblo marchito. El film es una feroz representación de la ausencia: y la imposibilidad de vencer a la inminencia del olvido.
“Harmony Lessons”: Las lecciones de Darwin
Desde la maravillosa adaptación de “Carry” (Brian de Palma, 1976) hasta las desesperanzadora “Elephant” (Gus Van Sant, 2003), mucho son los films que han tratado el acoso escolar o el castigo impartido por niños y no adultos. La ópera prima de Emir Baigazin nos traslada al peligroso mundo del abuso infantil en un colegio perdido en medio de la nada kazaja. Mientras en las clases se estudian las teorías de Darwin, en el patio de la escuela se aplica la ley del más fuerte con extrema dureza. Aslan (Timur Aidarbekov) es un huérfano solitario que sufre bullying por parte de sus compañeros. Los ataques a los que en un principio reacciona con indiferencia le permiten refugiarse aún más en su mundo. Durante sus ratos libres goza de la compañía de los animales que tortura con descargas eléctricas y otros procedimientos. Si bien la crítica ha calificado “Harmony Lessons” de una película muy sanguinaria, sólo presenciamos actos agresivos cuando las víctimas son los animales. La atmósfera violenta que invade la cinta no se presencia en su totalidad, más bien se intuye. El espectador es partícipe de los crímenes pero la cámara se niega a grabar las secuencias. Emir Baigazin se empeña en retratar a una sociedad infecta donde la corrupción se inicia en las tempranas edades a partir de una historia de violencia.
Top 10 D’A 2020 y podcast final
D’A 2020 (Día 10): «Ivana The Terrible», «My Mexican Bretzel» y «A Stormy Night»
D’A Film Festival (9) «Algunas bestias» y «The 20th Century»
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