El 51°Festival de Sitges queda inaugurado con el remake de “Suspiria” de Luca Guadagnino, autor de la aclamada «Call me by your name».
«Suspiria»: El remake bien entendido
Las expectativas con la cinta inaugural del certamen de Sitges 2018 estaban por las nubes. Primero, por tratarse del remake de “Suspiria” (1977), un clásico del cine de terror dirigida por el italiano Dario Argento que influyó, y mucho, en el cine de género que se realizaría a partir de entonces. Y segundo, detrás de las cámaras se sienta el realizador Luca Guadagnino, director de una de las mejores cintas del pasado año como su muy justa nominación al Oscar a mejor película atestigua, “Call me by your name” (2017). Por ello, al enterarnos, a escasos días de su premiere mundial en el festival de Venecia, que el remake vendría al festival de Sitges todo fue alegría. Sin embargo, una oleada de críticas negativas que llegaban del certamen veneciano nos hizo presagiar lo peor. Tras un mes viviendo con la incógnita, la pasada noche pudimos ver si Guadagnino había pinchado o no.
Hay dos características que destacan a simple vista de la versión de “Suspiria”. Por un lado, vemos que Guadagnino no respeta el característico estilo formal de su predecesora. Sin embargo si que mantiene el origen de la misma, es decir, su espíritu experimental. Si bien no tanto en el empleo de un attrezzo atrevido y una poco realista paleta cromática tan característica de la original, donde Guadagnino aboga por algo menos teatral y mucho más realista, pero si en un montaje atropellado y palpable y en composiciones de planos y tiros de cámara imposibles. Un caos visual maravillosamente bien orquestado que, sin la necesidad de ser acompañado por más artificios visuales que si tenía el filme de Argento, logra sumergirnos en una atmósfera delirante y fantasiosa hasta llegar a la locura de forma todavía más efectiva.
La otra clara característica es su hora extra de metraje con respecto a la cinta del 77. Con ella, Guadagnino logra completar una historia que, por alguna razón, Argento no quiso contar. Recordamos que “Suspiria” nos cuenta la historia de una joven americana que va a una escuela de danza en Berlin donde algunas estudiantes empiezan a aparecer muertas. Mientras Argento basó el suspense de su cinta en torno al descubrimiento que está ocurriendo en esa escuela, Guadagnino da por sentado que ya lo sabes porque previamente has visto la original y ya lo destapa en los primeros cinco minutos para centrarse en los cabos sueltos que dejó la cinta de Argento. Así, dota de mayor mitología y objetivo último a lo que está aconteciendo (que no desvelaré por aquellos que no hayan visto la cinta clásica), aprovecha que la acción transcurre en una escuela de danza para hablarnos del elitismo y la perfección estética y que dicha escuela se encuentra en un Berlín dividido por el muro y con heridas abiertas todavía de la segunda guerra mundial para incorporarlos a la historia. Es decir, si bien en la cinta de Argento, que se tratase de una escuela de danza en Alemania era completamente anecdótico, Guadagnino le da una razón de ser. En su contra juega que el exceso de metraje y de historias paralelas acaba entorpeciendo la cinta, ralentizándola y llegando al punto de aburrir. Solo en los momentos de suspense y terror enajenado, Guadagnino demuestra su completa maestría dejándonos escenas visualmente potentísimas que te sumergen en un estado lisérgico total. El contraste entre estas escenas y fragmentos que pretenden contarnos una historia que, frente a un final enrevesado, pierden todo su sentido, hace de la nueva “Suspiria” un filme fallido y, a su vez, asistimos impotentes a un remake donde más no es mejor y que, si cortásemos todo aquello que Guadagnino implementa a la original, nos quedaría una propuesta mucho más potente y laureable. Pero, por otro lado, este contraste con el filme del 77 nos ayuda a comprender que aquella falta de profundidad del filme de Argento era en beneficio de una experiencia atmosférica inigualable.
Sin embargo, me gustaría romper una lanza a favor de Guadagnino. Quizá su visión de “Suspiria” haya sido malogrado, pero el italiano demuestra entender que es un remake. Porque para ver lo mismo que ya había visto antes, ya tenemos a su predecesora. Lo interesante de la versión es poder disfrutar de la visión personal de otro realizador sobre algo tan universal como el cine, y sobre un clásico tan incontestable como “Suspiria” en particular, siendo el resultado positivo o no. Guadagnino ha apostado todo y no ha ganado, pero nos deja un filme con escenas memorables solo dignas de un maestro, con una factura técnica inmejorable y unas actuaciones, sobre todo de una espectacular Tilda Swinton y el resto de profesoras de la escuela.
Y esto es todo lo que hemos podido disfrutar del primer día del Festival de Sitges. Poco a poco, el número de cintas visionadas por día irán aumentando (y el análisis por filme disminuyendo por razones obvias) para no perdernos nada destacable del certamen. También, a modo de resumen comparativo, iremos haciendo un ranking de las cintas visionadas para ver como de predictiva es la lista en los premios que se concederán el próximo 14 de Octubre.