La quinta jornada ha traído consigo la inauguración de la sección Vanguardias, que con la proyección de «Le Moulin» de Huang Ya-li en La Casa Encendida, ha iniciado su andadura este año.
La Casa Encendida será la sede oficial de esta sección para el festival. Además, dentro de la competición internacional se proyectó, entre otras, «The event» de Sergei Loznitsa, cineasta bielorruso que estuviera nominado a la Palma de oro en Cannes en 2012 por su película «En la niebla».
Dos propuestas muy diferentes entre sí, pero que mantienen un mismo punto en común. Ambas suponen intentos de reconstrucción histórica de mayúsculas dimensiones. Así, mientras el primero se centra en la época colonial de Japón en el Taiwán de los años 30 y utiliza elementos muy variados en la (re)construcción de la historia, el segundo utiliza material de archivo ajeno para contar la situación que se vivió en las calles de San Petersburgo durante un día de agosto de 1991, tras el intento fallido del golpe de estado por el que se intentó derrocar el gobierno de Gorvachov y de Yeltsin.
«Le Moulin» o el colonialismo japonés y la defensa del surrealismo
El filme de Huang Ya-li ha sido seleccionado este año, entre otros, por el festival de cine de Rótterdam o el Bafici. Ópera prima de su director en la que se utiliza como amplio trasfondo histórico el de la ocupación japonesa de Taiwán, que dio comienzo en 1895 y finalizó en 1945, centrando su desarrollo en la década de los años 30. Se trataba del último período de ocupación japonesa de Taiwán, cuando se incrementó el esfuerzo por extender su cultura en dicho país. Fue de este modo, como en ese momento surgió un movimiento de poetas en Taiwán que se rebeló contra el creciente auge de Japón en su país y contra el predominante realismo que existía en la literatura.
Taiwán es un país que, como dice el crítico y profesor Jonathan Rosenbaum en el curso que imparte en el marco de Filmadrid, se ha encontrado afectado tradicionalmente por una gran crisis de identidad. Huang Ya-li, lleva a cabo una verdadera gesta recreando de este modo la historia de su país. Hay momentos en los que se vislumbra el tono elegíaco del relato, cuando se hace alusión, por ejemplo, al modo en que estuvo a punto de desaparecer su idioma por la preponderancia japonesa. Esto es algo que formaba parte del movimiento llevado a cabo por Japón en esa década, especialmente hacia el final de la misma. Los japoneses, de este modo, promovieron en Taiwán su idioma, la el estilo de ropa y de vivienda de aquel país.
Con este trasfondo, Huang Ya-li nos habla a lo largo del ensayo de filosofía (Bergson), literatura y pintura. Nos muestra cuadros, como La persistencia de la memoria de Dalí, o asocia de un forma inteligente el Guernica de Picasso a uno de los momentos más complicados que atravesó su país. Las imágenes cobran de este modo gran sentido, adquiriendo también diferentes capas e interpretaciones, tanto por el contexto en el que se enmarcan, como por la asociación de ideas que se pretende con el uso de las mismas. El director muestra también una gran variedad de objetos como es una foto de Baudelaire, libros de Proust, recortes de periódicos, las ediciones originales de las novelas publicadas. Todo esto se funde con imágenes de Buñuel, con la narración del encuentro con Cocteau, con imágenes de archivo y con fragmentos de poemas traducidos al inglés, los cuales Filmadrid además, a su vez, ha hecho un gran esfuerzo por traducir cuidadosamente al español en los subtítulos para la proyección, lo cual añade más valor a la película.
El relato deja entrever una defensa enconada del surrealismo por parte de este grupo de poetas en una etapa histórica y cultural, sobre todo esta última, que por ser algo más desconocidas, hacen de este ambicioso documental, una forma de reconstrucción histórica, de enorme valor visto hoy en día e insinúa también que su selección es, sin duda, un prometedor comienzo de la sección Vanguardias.
«The event» o la evaporización del optimismo
Sergei Loznitsa, prolífico cineasta, presenta una extensa carrera como documentalista. Este en concreto fue seleccionado en Venecia y rodado íntegramente en blanco y negro, utilizando imágenes que fueron captadas por ocho cámaras diferentes que vagaban por las calles de San Petersburgo en 1991, material que no fue rodado por el propio Loznitsa, cuando gente afín al partido comunista intentó dar un golpe de estado en Moscú, que resultó fallido, para derrocar a Gorvachov y Yeltsin. Aproximadamente cuatro meses después, la Unión Soviética habría desaparecido tras precipitarse todos los acontecimientos debido al fallido golpe de estado.
A través de las imágenes elegidas por Loznitsa para dar forma a su documental, este nos muestra el enorme desconcierto ante la confusa información que recibía la población, tirada a las calles de la ciudad, a través de los medios de comunicación. Asistimos así a la recuperación de lo que fueron momentos de ilusión y optimismo, cuya intensidad corriendo se evaporó.
Una de las claves para entender este trabajo brillante, a modo de “found footage”, es que se muestran las imágenes, sin ningún tipo de manipulación. Todo el proceso que hay detrás es un trabajo de montaje, llevado a cabo con meticulosidad para dar lugar a la secuencia de los hechos tal y como se cuenta en la película. Filmadrid incluye así, en este caso, dentro de la Competición Oficial, otro ejercicio de reconstrucción histórica de descomunales dimensiones.