Mar. Mar 19th, 2024

Del 11 al 15 de septiembre se celebró la tercera edición del Lychee Fim Festival, la más completa muestra de cine chino en EspañaNacido en 2017 en Barcelona, compartiendo sede también con Madrid en 2018, se muda definitivamente a la capital en su tercera edición el Lychee Film Festival. Hablamos de la muestra de cine chino anual más relevante en España.

El 11 al 15 de septiembre, pudimos disfrutar de una selección de títulos que abarcan distintas miradas. A parte de su sección oficial, con títulos contemporáneos desconocidos en el circuito de festivales, nos han presentado dos focos. Uno sobre la ópera china y su representación cinematográfica, tanto en los tiempos actuales como en filmes pasados, y por otro, la importante retrospectiva de Fei Xie, director de la cuarta generación y maestro de cineastas como Zhang Yimou, Chen Kaige o Jia Zhang-ke. Como ha sido completamente imposible cubrir toda la oferta de la muestra, hemos seleccionado ciertos títulos relevantes para poder comentar los datos más relevantes a nuestros lectores.

Fei Xie

Sin duda, el plato fuerte de esta edición ha sido el hecho de recuperar cinco de los siete filmes de la filmografía del cineasta proyectados en Filmoteca Española. Además, se ha podido contar con la presencia del homenajeado, quien ha ofrecido distintos coloquios y se ha dejado ver también en proyecciones paralelas de la edición. Una persona cercana y abierta al diálogo, con el cual prensa y público hemos podido charlar y visionar sus películas. El día de la inauguración, quien os escribe estas líneas, pudo disfrutar de la proyección de «Canción del Tíbet» (2000) sentado al lado del mismo realizador. Siendo esta su última película, se antojan ciertos ticks de una manera de hacer cine pasada, dejando de lado el tono sobrio de filmes anteriores. Casi como jugando con esa mezcla de generaciones, del cine popular, de canciones y paisajes, con el drama femenino. Ese punto intermedio del cine chino donde empezó a despuntar y ganarse el interés del resto del mundo con cintas como «Tierra amarilla» (1984) de Chen Kaige. Así pues, nos inmiscuimos en un seguido de tres largos flashbacks donde una abuela narra a su nieta la historia de sus tres amores. Dejando descolgada cierta subtrama de la misma nieta, cuyo interés amoroso es presentado pero no resuelto. El uso continuado de la grua contruye buenos detalles en la dirección, aunque no siempre acordes con lo mostrado.

Otro cantar es «Una muchacha de Hunan» (1987). Premiada en San Sebastián, al contrario que su último filme, aquí se prescinde del acompañamiento musical como subrayado emocional de la narración. Estamos ante un filme sobrio, preciosista, aguerrido y terrenal. Una cinta que nos retrotrae a principios del siglo XX para explicarnos las aberrantes costumbres de ciertas tribus de Hunan. La película se abre con el matrimonio de una niña de doce años que es llevada hasta la zona con un niño de dos. Un absurdo que llevará al pequeño a llamar continuamente «hermana» a quien realmente es su mujer. El despertar sexual de la joven al cumplir los 16, se verá sugestionada por la entrada en escena de otro joven que la presiona. El filme se tornará entonces una auténtica prisión, una angustia continuada que nos obligará a compadecer y empatizar con su protagonista. Un  relato protentoso y crudísimo que mantuvo en vilo a toda la sala durante su proyección. El público quedó tan impactado, que el coloquio posterior con el artífice llegó hasta casi la hora y media.

Una suerte poder haber descubierto la obra de un genio poco conocido en nuestra tierra. Un hombre preocupado por la vida rural de las minorias, pues sus películas hablan de Mongolia, de Hunan, del Tíbet. Un cine que nos demuestra la realidad de una zona, de una era, tratado desde el respeto y el buen hacer del mentor de tan geniales cineastas que nos ha dado la quinta generación.

Sección Oficial

Para abarcar la sección oficial, nos decidimos finalmente por dos filmes. El primemero de ellos, nos obligó a acercarnos al Círculo de Bellas Artes para poder disfrutar de la presencia de su joven director. El segundo, nos llamó poderosamente la atención que uno de sus fotogramas ocupara uno de los pósters del festival.

Con Fei Xie sentado en la butaca de su izquierda, el joven Yulai Lu se lavantaba para presentar ante los espectadores su película «La vida de Zhang Chu». Una propuesta con una narrativa arriesgada, donde el desarrollo de la acción sufre regresiones al pasado. Una decisión que puede deberse en parte a cierta escena llegado el desenlace, donde se puede antojar mayor sorpresa a la hora de entender la relación de Zhang Chu con una de las protagonistas y que explica el resquemor y la incomodidad con la otra punta de este triángulo amoroso. El filme nos habla de la relación de las personas en la treintena con la vida en Pekín y su regreso al hogar, y a su vez también de la familia desestructurada. Una historia de amor en un principio que, se comenta de pasada, nace desde la adolescencia y se afianza por un embarazo no deseado y, por el otro, otro romance que nace fallido, desigualado y bajo el peso de la pesadumbre y la tristeza. Nos encontramos en definitiva ante una especie de «Two Lovers» (James Gray, 2008), con un ingrediente más perverso y una obsesión que se funde en la realidad de un paisaje desangelado.

Por otro lado visualizamos «Cruzando»de Bai Xue. Una cinta radicalmente juvenil. Con un montaje acelerado y una incursión interesante en la adolescencia femenina. Se trata de una cinta que nos descubre los entresijos del cruce de la frontera. Con el pretexto de querer reunir dinero para viajar a Japón con su amiga, nuestra protagonista busca un empleo termporal. Sin embargo, por accidente, acaba descrubiendo lo lucrativo que supone el contrabando de Iphones desde Hong Kong a China. A medio camino entre el idioma cantonés y mandarín, la cinta relata de manera respetuosa con el espectador la realidad fronteriza, viéndose en esta chica que la atraviesa cada día para poder ir al instituo. Olvidado el desenfreno de alcohol y diversión con otros muchachos de su edad, el filme adquiere cierto y ligero tinte de thriller, adentrándose en el mundo criminal y las necesidades teconológicas de cierta parte de la sociedad limítrofe. Una cinta refrescante y con moralina que bien se merece un visionado para ayudarnos a comprender realidades de lugares que no conocemos.

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.