Tercer y penúltima jornada de la 11 muestra SyFy de cine fantástico y de terror.
Afrontamos la tercera jornada de la muestra SyFy con las ganas del fan sediento, del que aún, después de seis películas, tiene fuerzas para soportar lo que le echen. Aunque, sinceramente, la programación del sábado nos lo puso un pelín difícil a nuestra capacidad de resistencia ya que su tono fue,en general, bastante mediocre, a excepción de la recta final, sin duda memorable.
Con menos cola cuando llegué que en la jornada anterior –se ve que «Maniac« tiene mucho más tirón que la desconocida «In Fear»– y con bastante puntualidad comenzaba un día en el que poca información tenía sobre las películas que se proyectaban, un punto a favor para dejarte sorprender. Aunque, ya se sabe, hay sorpresas desagradables.
De perdidos con el coche y seres de otro planeta.
Y la primera en la frente. «In Fear», dirigida por Jeremy Lovering, alguien que dirigió un episodio de una de las temporadas de Sherlock, ya veis, como si en esas series importara el director. «In Fear» es la típica ópera prima que quiere abarcar mucho y peca de todo: de lista, de absurda, de arrítmica. Una pareja se pierde en busca de un hotel y se ven sometidas por un absurdo juego de supervivencia. Incluso tienen la poca vergüenza de rematarlo todo con moraleja. Aburrida, hilarante en ocasiones, solo la fotografía y momentos aislados la sumergen en el pozo de los bodrios olvidables. Más de una vez se escucharon bostezos y grandes ‘’Me aburro’’ y “Menudo truño” entre el público. Para dejarse la lógica en el bolsillo y disfrutar con lo que se pueda.
«Almost Human», dirigida por Joe Begos, también una ópera prima, es otra cosa. Mucho más divertida, mucho más honesta, mucho más sincera. Un homenaje a esos cutres VHS que cogían polvo en el videoclub de nuestro barrio, una actualización vía slasher de la eterna idea del ser de otro planeta que nos posee, vainas mediante. Mucho gore del de antes, sin efectos, y una escena en la que participa un tentáculo viola-vaginas que el fan disfruto como se merecía. Ochenta minutos que dependían mucho del sentido del humor del espectador, superior a la anterior, pero aún así, insuficiente para la calidad mostrada el día anterior.
¡Qué miedo dan los vampiros orientales!
Antes de comenzar el pase de «Rigor Mortis» pudimos ver en primicia cinco minutos de la nueva entrega del superhéroe de Marvel «Capitán América: El soldado de invierno», qué como bien podréis imaginar vimos una escena impactante y que nos dejó con ganas de más. Pensábamos que con «Rigor Mortis» la cosa iba a ir ya a más. Dirigida por Juno Mak, este film se presuponía un proyecto serio, una mirada a la mitología oriental de fantasmas. La presentadora, Leticia Dolera, bromeaba comentando que las películas anteriores eran tan malas porque ella no se había quedado a verlas. Recé, en ese momento, para que se quedara. Y no sé si acabo haciéndolo, pero de lo que sé seguro es que «Rigor Mortis» es infame. Uno acaba ya hasta la coronilla de fantasmas de pelo largo orientales, vampiros orientales de los de antes, de los de los 80, pero sin atisbo de humor alguno, edificios fantasmagóricos, diálogos eternos sin ritmo alguno… Eso sí, todo presentado en un envoltorio de lujo, pero sin la suficiente garra como para que pudiéra sostener la película sin otro atractivo. Por supuesto, confusa como ella sola, desembocando en un final de vergüenza ajena. Para olvidar. Menos mal que justo antes, se proyectaba el fabuloso corto El Juego de la Mente, una alucinante inmersión en el subsconciente de una persona, recreado como si fuese un concurso de TV, y repleto de personajes famosos como Yoko Ono, Sammy David Jr., o Cthulu. Éste arrancó grandes aplausos entre el público.
He de decir que Leticia Dolera me parece la presentadora perfecta para este tipo de muestras. Es muy natural, graciosa sin pretenderlo, que seguramente sea lo peor que le puede pasar a un presentador, y borde con quien se lo merece. Hubo regalos para los asistentes, a los mejores tuits e incluso un strip-tease improvisado de uno de los espectadores. Sano cachondeo que aliviaba un poco la mediocre selección que habíamos visto hasta ahora.
Y llegaron «Coherence» y las pirañas mutantes.
En mi cabeza solo resonaba: “Por Dios, «Coherence«, no nos falles, que si tú nos fallas, lo único para recordar de la noche va a ser «Piranha 3DD». Y no, no nos falló. Y no sólo no nos falló sino que, a la postre, va a ser recordada, casi, como la mejor película de la muestra. Es complicado acercarse a «Coherence» sin destripar nada del argumento, pues en la caja de sorpresas que contiene está el mayor de sus atractivos. Pero lo voy a intentar. Coherence es de esas películas con un secreto brutal, ciencia ficción barata en la que se habla mucho y se dice más aún, espacios cerrados -¿Os acordáis de «The Man from Earth»?-, a la que se asiste con la boca abierta; un puzzle que parece sacado de un episodio de la «Twilight Zone». En serio, hacedme caso: no miréis nada de Coherence. No leáis nada de Coherence. Id a verla vírgenes de todo. La recompensa puede ser inolvidable.
Ya agotados, quedaba enfilar la película gamberra del día. «Piranha 3DD», secuela del fantástico remake que perpetró Alexandre Aja del clásico ochentero y que cuenta en su reparto con, atención, David Hasselhoff. Una fiesta total, llena de gore, pirañas bebé que salen de las vaginas, y la sensación de que el equipo se lo pasó en grande haciéndola. Por supuesto, las tetas enormes no faltaron. Un inciso a todos los cinéfilos que, con películas así, siempre se aferran al ‘’Es mala, pero te ríes”. ¿Qué pensabais que pretendía el director? ¿Reflexionar sobre los males de occidente? ¿Pergeñar una sesuda metáfora sobre el papel de las piscifactorías y su impacto sobre la economía de los países en vías de desarrollo? Vamos a dejarnos ya de cosas rancias y disfrutar de las cosas como lo que son. Y «Piranha 3DD» es un entretenimiento consciente de serlo que asume que el espectador va a verla para reír y gritar. Y visto lo visto ayer, el reto se consiguió.