El primer día de Nocturna ya ha uno de los tapados del año: Un genial filme de terror psicológico con influencias de Roman Polanski titulado «The House on Pine Street».
Muy buenos días a todos desde Madrid, donde, tostadas en mano y con algo de sueño acumulado equiparando mi capacidad de reacción y movimiento a la de un perezoso, redacto estas líneas dispuesto a contaros el aperitivo que ha supuesto la primera jornada del Nocturna 2015; Festival Internacional de Cine Fantástico que del 25 al 31 de este mes me tendrá ocupado en la capital disfrutando del mayor placer que esta vida puede ofrecerme: cine de género en vena.
Después de haber dormido tres horas gracias a una diosa Fortuna que me hizo ser vocal en una mesa electoral durante las autonómicas y tras coger un AVE a horas intempestivas, me planté en Atocha con el único anhelo de echar la siesta y empezar a deglutir películas como si no hubiese un mañana. Así pues, una vez recogidos mis enseres festivaleros—acreditaciones, entradas del día y demás—, y quedarme inconsciente un par de horas me planté en los cines Palafox con la intención de disfrutar del primer filme del día.
‘2037’ (Cortometraje)
Como es tradición en Nocturna, antes del largo de rigor toca un cortometraje, y qué mejor manera que abrir el festival con Berto Romero y esa maravilla de mujer y actriz que es Alexandra Jiménez dirigidos por un Enric Pardo que, por primera vez, compagina sus labores como guionista con la dirección.
La austera propuesta sci-fi sobre viajes en el tiempo de ‘2037’ funciona a la perfección gracias, en gran medida, al combo Romero-Jiménez que rebosa química en pantalla y convierte las delirantes e ingeniosas líneas de diálogo en una máquina perfecta para generar comedia. Si bien el uso de la cámara de Pardo no brilla tanto como su reparto, las referencias pop y el humor gamberro del que hace gala el corto bien merecen los aplausos y las carcajadas que provocó entre el público.
‘Indigenous’
De las sanas y justificadas risotadas de ‘2037’ pasamos, por desgracia, a otras de naturaleza muy distinta. Y es que ‘Indigenous’, largometraje que abrió la sección oficial del festival, cae en los terrenos del absurdo y la tan dolorosa comedia involuntaria, fallando estrepitosamente en su intento de convertir la selva panameña en una trampa mortal para turistas desconfiados y cayendo en una espiral interminable de tópicos, absurdeces y errores garrafales varios, siendo el primero de ellos tomarse demasiado en serio a si mismo.
El interminable primer acto de la cinta se extiende hasta la extenuación debido al empeño de Orr por dar, de forma fallida, profundidad a un grupo de personajes cuyo única función en ‘Indigenous’ es servir de presa fácil al chupacabras —si, si, han leído bien— que les acecha entre la vegetación. En lugar de conseguir que conectemos con su típico grupo de “guiris surfistas en país latinoamericano”, la primera mitad del filme sólo logra transmitir un rechazo visceral hacia ellos, y el deseo irrefrenable de que el bicho de turno —de diseño muy poco inspirado, todo sea dicho— les desmembre de la forma más dolorosa posible para, en primer lugar, aligerar un poco el sopor que reina durante la película y, sobre todo, para que no queden más personajes con vida con los que alargar más el metraje de este survival tan efectista como poco efectivo.
Para sobrellevar el shock producido por el chupacabras, nada mejor que un buen café en una terraza con su buena dosis de polen primaveral para bloquear mis vías respiratorias —la dura vida del redactor cubriendo festivales— y una rápida vuelta a la siempre relajante oscuridad de una sala de cine.
‘Flexibility’ (Cortometraje)
Rene Crespo dirige ‘Flexibility’ con algo de torpeza en aspectos puramente audiovisuales, pero con mucha actitud en lo que a contenido y mensaje se refiere.
La sencilla pero efectiva estética orwelliana, de la distopia que propone el corto, te sumerge instantáneamente en esa malsana lucha de clases en las que los derechos del trabajador, convertido en una suerte de autómata adicto al trabajo por el sistema, brillan por su ausencia.
Diálogos inteligentes y un potente mensaje muy acorde a los tiempos que corren hacen a estea pequeña pieza una digna merecedora de diez minutos de vuestro tiempo.
‘The House on Pine Street’
Va a ser difícil —y es arriesgado decir esto el primer día de festival— que ‘The House on Pine Street’ sea superada por cualquier otra cinta que veamos hasta el día de clausura. Esta muestra de terror psicológico bebe directamente de las obras más claustrofóbicas de Roman Polanski como pueden ser ‘Repulsión’ o ‘La semilla del Diablo’ —la gran fuente de inspiración del filme que nos ocupa—, transportando estos referentes a un subgénero tan explotado como el de las casas encantadas con un magnetismo y una efectividad pasmosas, especialmente si tenemos en cuenta que estamos hablando de una opera prima cuyos ínfimos recursos económicos la colocan, según el baremo norteamericano, entre producciones consideradas de “presupuesto inexistente”.
El pulso con el que los directores Aaron y Austin Keeling consiguen gestionar la genial atmósfera de su primer trabajo resulta atronador, así como la inteligencia con la que todo el equipo ha suplido la falta de capital para ofrecer un resultado final que nada tiene que envidiar a producciones más ostentosas. La clave del éxito de ‘The House on Pine Street’ radica, por una parte, en la perfecta combinación de una planificación calculada con mimo en la que tanto los segmentos más reposados como mas manifestaciones más feroces de los entes que pululan por la aparentemente inofensiva casa que da título a la película logran transmitir el desasosiego de un embarazo no deseado interpretada con especial garra y solvencia por Emily Goss —un gran descubrimiento, sin duda—. El otro notorio acierto que atesora el debut de los Keeling es un guión que huye de lo evidente y lo manido para dejar al espectador trabajar y construir sus conjeturas acerca de lo que rodea al inmueble, sus habitantes y la grotesca comunidad que les rodea, sin dejar en ningún momento de salpicar el libreto de unas necesarias y muy bien resueltas escenas de lo más turbador.
Mostrando grandes paralelismos con esa joya aussie titulada ‘The Babadook’ —probablemente el mejor filme de género del pasado 2014—, el brillante terror psicológico, cuasi freudiano, de ‘The House on Pine Street’ la convierte en un must see para todo amante del cine de género más puro, hecho con amor, muchísimo cerebro y toneladas de talento.
Tras el pase de esta joya, fue el momento de atender ojiplático al desfile de rostros conocidos que pasaron por el photocall —Robert Englund, Alexandre Aja, Paco Plaza, Carlos Areces…—, tomar una cena ligerita y volver a adoptar una posición horizontal en el piso franco con el único fin de reponer fuerzas. Porque el Nocturna es mucho Nocturna, y aún tenemos mucho género que ver, muchos brincos que dar y muchas anécdotas que contar.
Permanezcan conectados.