Mar. Mar 19th, 2024

La tercera jornada del Festival nos tenía reservadas algunas de las propuestas más estimulantes, tanto dentro como fuera de la Sección Oficial.

Continuamos ahondando en la Sección Oficial del Punto de Vista, en la que destacaron los trabajos que jugaban con la dualidad de lo que se ve y lo que no, lo que sabes y lo que desconoces, apelando a la confianza y a la fe del espectador. Pero tal vez el mejor ejemplo de ello fue la proyección sorpresa dentro del programa La quinta pared, un nuevo marco que pretende expandir el cine fuera de sus límites, interactuando tanto con las películas como con el público. Decían los productores de «A lullaby to the sorrowful mystery» (2016), la epopeya de 8 horas de Lav Diaz, en su paso por el pasado Festival de San Sebastián, que tanto ellos como el director animaban a los asistentes a que salieran de la sala cuando les apeteciera o estuviesen cansados y necesitaran despejarse, ya que en una obra de esas proporciones no había la obligación (auto) impuesta de quedar retenido dentro de un sala. En La película jamás vista de Punto de Vista, narrada por niños en directo, los espectadores, ataviados con un antifaz, vivían una experiencia plenamente sensorial, alejada del concepto visual tradicional que tenemos del medio cinematográfico.

Foyer / Land Within

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El planteamiento del cortometraje tunecino «Foyer» es muy atractivo: un estudio de la luz y otros agentes atmosféricos como elementos configuradores de la película, algo conseguido a través de la colocación de un folio en blanco frente a la cámara durante los 30 minutos que dura la cinta. Lo que podría haber sido un obtuso ejercicio de compleja percepción, lo convierte el artista Ismaïl Bahri, a través de voces y sonidos, no solo en un estudio de la sociedad en Túnez, en contraste con otros que, como él, se han marchado a vivir a Europa; también, mediante el anonimato que el propio recurso de la hoja genera, salva la identidad de los participantes en un país donde el medio audiovisual está, cuanto menos, cuestionado. «Cualquiera que sea visto grabando debe ser llevado a comisaría» le dice un policía a Bahri. Hablamos por tanto de una obra creativa de gran alcance social, cuyo principal problema es sin embargo el de intentar, a través de las preguntas de los curiosos peatones y de las respuestas del director, explicarse constantemente a sí misma.

Probablemente por lo potente de «Foyer», el largometraje que lo acompañó, «Land Within», dejó un poso mucho más tibio; también porque no ofrece algo que no hayamos visto ya en muchas otras ocasiones. La directora finesa Jenni Kivistö rueda en una zona semi desértica en tierra de nadie entre Colombia y Venezuela, donde habitan los Wayuu, pueblo indígena que se considera a sí mismo aislado de ambos países. Kivistö realiza un estudio antropológico de rostros y costumbres en un lugar donde es una extraña, o como la llaman allí, «arijuna (persona que trae tristeza)»; pero pese a pertenecer a dos mundos que aparentemente no pueden ser más diferentes, la realizadora decidirá centrarse en lo que une a ambos pueblos (una palabra, un paisaje…), y no en lo que les separa.

L’Abcdaire de l’amoureuse d’un photographe /

Converso

Con el corto «L’Abcdaire de l’amoureuse d’un protographe» ya ha quedado establecido un gusto estético muy concreto por parte del Festival: a riesgo de repetirnos, como decíamos en la crónica anterior, tenemos una serie de imágenes, muchas estáticas, que establecen una narración por la cual nos guía una narradora femenina en off. Argumentalmente, también volvemos a encontrar varios conceptos que se relacionan entre sí, en este caso el amor con la fotografía. Sin embargo, esta coproducción española de Anahit Simonian, plagada de referencias culturales, falla en su intención de abarcar demasiadas cosas, la mayoría personales, dando como resultado una obra pedante e indiferente.

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Si un trabajo producido en nuestro país entró por la puerta grande y de manera mucho más eficaz en la Sección Oficial, ese fue «Converso», documental personalísimo en el que director David Arratibel, tras muchos años de rencor y distanciamiento, decide escuchar y reconciliarse a través del cine con la mayor parte de los miembros de su familia, convertidos al catolicismo. Arritibel, descendiente de obreros de Pamplona de tendencias comunistas, que habían dejado de lado sus creencias religiosas, entrevista en primera instancia a su cuñado y a su hermana, quienes sufrieron una transformación contraria a lo que suele ser habitual: es decir, el deseo de apostatar o abandonar el círculo cristiano en el que uno se ha formado una vez que se adquieren ideas propias. En el caso de María, hermana de Arritibel, música formada que encuentra en su profesión una forma de alabar y de formar parte de la liturgia, su evolución fue del ateísmo a una chocante convicción de que Dios es real. Y fue chocante precisamente porque, como afirma con mucha coherencia en un arranque de naturalidad característico del filme (cuya mayor virtud probablemente es su evidente carencia de guion marcado) y de su propia personalidad, «no puede dar igual que Dios exista que que no». El realizador, totalmente contrario a este credo, tuvo que ver sin embargo como su madre y su otra hermana pequeña seguían el mismo camino que María, descubriéndose como un extraño entre los suyos, que solo se ha atrevido a abrirse y mostrar sus sentimientos mediante la cámara y la película. Es por ello que «Converso» es un filme sobre creer y comprender, solo para confirmar la conclusión de que la religión sigue siendo un misterio, y que lo más importante es permanecer unidos a aquellos a quienes queremos pese a todo.

WASTE no.2 WRECK / Treblinka

La última sesión del día de la Sección Oficial a la que asistimos nos dejó dos trabajos sobre espectros del pasado y del presente, algunos visibles y otros no. El corto «WASTE no.2 WRECK» vuelve a uno de los lugares más recurrentes de los últimos tiempos en el documental sobre inmigración: la isla de Lampedusa, que ya protagonizaba «Lampedusa in Winter» (2015) o la ganadora del Oso de Oro «Fuego en el mar» (2016). Por su situación más cercana a África que a Italia, Lampedusa se ha convertido en lugar de desembarco masivo y puerta a Europa de multitud de inmigrantes. Jan Ijäs ahora nos muestra otra cara, la de los turistas que van buscando en la isla «la mejor playa del mundo», según TripAdvisor, pero que se ven incomodados por la situación y por los cementerios de barcos que hasta hace poco ocupaban el lugar. Curiosamente, los refugiados nunca llegan a salir en el filme, pero sus fantasmas recorren los rincones a través de la noticia de naufragios y muertes que enturbian el entorno idílico que muchos quieren encontrar allí.

Treblinka still1

Por otra parte, el portugués Sérgio Tréfaut aportaba una nueva mirada al Holocausto en «Treblinka», nombre del campo polaco de exterminio al que ahora regresan los recuerdos plagados de testimonios del horror. La película abre de nuevo el debate de qué se puede mostrar o no en el cine. Tréfaut opta por algo parecido a lo que realizaba Tatiana Huezo en la mexicana «Tempestad» (2016): dejar fuera de campo los comentarios, mientras lo que vemos en pantalla es un recorrido, un viaje a ninguna parte entre trenes y estaciones. Pero en este caso el director sí que se arriesga con alguna recreación de cuerpos desnudos y distorsionados, aunque nada que pueda resultar irreverente con respecto al delicado tema que trata.

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