Segundo día en el festival de Sitges 2012, empezamos con las películas.
Nameless Gangster: Rules of the Time
Tercera película de Jong-bin Yun que repite intérprete principal eligiendo a Min-sik Choi, actor fetiche del cine coreano y al que queremos y recordamos por sus enormes papeles en películas como Oldboy o Sympathy for Lady Vengeance. Esta historia de gángsters ambientada en la época que va desde los ochenta a la actualidad de Corea del Sur de trazo mordiente, desagradable y costumbrista trata temas clásicos del género: lealtad, moralidad y ansias de poder.
Su montaje a saltos temporales beneficia más que entorpece, y las situaciones y diálogos son de una brillantez inusitada. Cada vez que aparece en escena el hábil protagonista temes por cuál será la vía que escojerá a la hora de enfrentarse a este nuevo problema (que, por cierto, casi siempre será provocado por él mismo). Perillas y pelazos se juntan con moda hortera y orientales malvestidos (el eterno traje marrón y feo de la mafia) de ensueño junto a una banda sonora de lo que debieron de ser los grandes éxitos de la Corea de la época. Las relaciones entre los mafiosos y la disposición (aquí sí, bastante suave) de la violencia tiene ecos del Scorsese de Uno de los nuestros o Casino, y si a eso le combinamos su parecido a Torrente en lo de personaje principal que carece de escrúpulos y excesivamente pagado de sí mismo nos quedan dos horas y cuarto de disfrute visual que puedes ver sin temor al insulto a tu inteligencia como espectador.
Sol de justicia y un extraño olor a higueras y gofre se mezclan en estas calles repletas (ya sí) de cinéfilos uniformados con sus vaqueros, camisetas referenciales y bolsa roja regalo del festival. Del pueblo hoy descubrimos lo laberínticos que se pueden hacer sus pasajes, sus preciosas bombonerías y los más de tres y más de cuatro videoclubes que se mantienen abiertos y en activo, como confirmándonos que esto es un refugio del cine, el que se ve en salas y el de casa. ¿Serán los bares de Sitges donde con más probabilidades de éxito podrás entrarle a alguien con la pregunta “¿Eres más de Jean-Pierre Jeunet o de Wes Anderson?”?
V/H/S
La cinta antológica de terror found-footage que supone V/H/S es una de las más esperadas del año. El compendio de relatos dirigidos por Adam Wingard, David Bruckner, Ti West, Glenn McQuaid, Joe Swanberg y el cuarteto Radio Silence se acompasan aquí para aportar frescura y nuevas visiones en este cine en alza. Personalmente, el gran problema que le veo a las películas que usan el found-footage es el cansancio y desinterés que provocan gran parte de sus imágenes, que siempre dan la impresión de estar demasiado estiradas para lo que nos cuentan, todo en pos de mercantilizar, mediante una limitada idea en formato largometraje, esa alabada baza (tampoco en vano) de la autenticidad en la era youtube. Hay quienes tienen problema con el recurso en sí, que añade más estupidez de acción de los personajes de lo que ya lo hace el propio género en sí (¿por qué no tiras la cámara y coges un bate?), pero en mi caso me duele más el tema de la duración. Por tanto, el corto es el medio ideal para este tipo de historias.
Uno de los relatos hará de hilo conductor, trata sobre un grupo de vándalos que se dedican al porno de robados amateur y a entrar en casas ajenas para destruir todo lo que se encuentren. Esta historia, que es la más floja (junto tal vez a la Tuesday the 17th de Glenn McQuaid) tampoco pretende ir más allá, pero cuando nos metemos en el resto de piezas salimos recompensados con ficciones bien formuladas, armoniosas y de pulso bien medido. La primera aventura, Amateur Night, se hace emocionante y divertida, y hará que todo el mundo vaya a Internet a buscar dónde comprarse unas gafas con cámara espía y así grabar sus noches de cacería sexual. Ti West se nos hace aquí señuelo para la cinta, con un Second Honneymoon que senos hace seca, aunque curiosa. Finalmente la más original y honorable será The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger, de Joe Swanberg. Una historia de terror grabada de trozos de conversaciones por Skype de lo que parece una pareja en la distancia. El género se va torciendo y le acaba por salir una vena transtornada e inquietante de la que no diré más por no arruinar sorpresas.
V/H/S no convencerá a muchos, sobre todo a aquellos que aborrezcan de la cámara en mano, ya que los movimientos muy bruscos a lo largo de toda la cinta pueden llegar a cansar y descolocar (sí, más incluso que en otras como Cloverfield) pero el high-concept, el juego con el medio, su fuerza visual (por la mala calidad de cámaras baratas, cintas de video y conexiones webcam) y sobre todo, historias con duración justa hacen que merezca la pena si ya estabas pendiente de ella.
Mañana más, pero no sabemos si mejor. Con toda probabilidad caerá la que hoy ha gustado tanto, John Dies at the End, y si hay suerte Room 237.