Otro día de alegrías en Sitges 2012 marcado esta vez por el género documental, y aunque los horarios empiezan a ser un problema el alegre descubrimiento de la sala de visionado da la posibilidad de ver películas que pueden quedar fuera de agenda en este abarrotado festival en el que las entradas para diferentes pases se acaban ya cuatro o cinco días antes (“¿quién dijo crisis?”, se preguntaba una de las chicas de la organización).
Method of the Madness of Jerry Lewis
Gregg Barson, que ya había hecho un documental histórico sobre Phyllis Diller llamado Goodnight, We Love You nos presenta ahora al cómico veterano del slapstick, el icónico y reconocible Jerry Lewis que marcó a una generación. Jerry Seinfeld, Chevy Chase, Quentin Tarantino, Billy Crystal, Eddie Murphy, Woody Harrelson y muchos más nos hablan de su humor salpicado con declaraciones personales e imágenes de su histriónico y pervertido lenguaje corporal. El mundo está loco, loco, loco y El profesor Chiflado son sólo un par de sus muchos hitos fílmicos, bañados de su caótica y febril comedia, y aunque estas películas han visto más de medio siglo el actor continúa a sus más de 80 años en activo en una vida marcada por su dedicación a complacer a los demás. Vemos cómo sus trucos conllevan una perfección mímica y de tempo, su logrado aspecto de tonto e histrionismo estudiado, su cartoonismo heredado de Tex Avery (ese tema homosexual), y vemos su vida como celebridad desde sus tiempos con Dean Martin, pasando por su Show en Las Vegas hasta sus teletones. Jerry Lewis, como bien dice llegado el momento en el documental John Landis, fue quien «al principio creó un sentido de la anarquía» (en la cultura norteamericana, se entiende). Con una realización muy tradicional este Method of the Madness no tiene nada más allá que un valor historicista. Un sentido tributo (un ejercicio de adulación) al Rey de la comedia de un tipo de humor que aunque fue importante hoy ya ha pasado, dejando la sensación de que después de los 60 no revolucionó nada.
Mi loco Erasmus
Mi loco Erasmus es el debut en el cine de Carlo Padial, Los Pioneros del Siglo XXI, Didac Alcaraz y Carlos de Diego en lo que ellos llaman una adaptación libre de la novela Erasmus, Orgasmus y otros problemas, del mismo Carlo Padial. Mockumentary en apariencia sobre el universo Erasmus en Barcelona (que se supone excusa para hablar de las raíces del interés del corpus festivo que convoca a tantos turistas de las calles de Barcelona) se va transformando en un introspectivo viaje autoral sobre el tormento del artista al no encontrar ni financiación ni objetivos claros sobre los que hablar. Autohumillación, crueldad y pervertidos estados mentales, este documental que exhuma mucha vergüenza ajena propia del post-humor español (españolísimo, y más aún catalán) lleva el sello consolidado de este grupo de creadores que definitivamente han dado con la fórmula del éxito de audiencia, que si menospreciado por algunos (en teoría esto es para adeptos modernos, y no) pasará, probablemente, por ser el único camino de creación visionaro, pionero (exactamente) y deseable del panorama humorístico actual. El low cost, constante presencia de la muy presente en nosotros vida online, el chanchullo y el posmodernismo se visten de conversaciones con tu abuela, pisos cedidos de familiares, trabajos basura, fotos de inglesas abrazadas a retretes, perfiles de facebook y negocios fallidos de venta de camisetas por Internet. No será su obra más divertida, pero sí una de las más interesantes, y sólo por escuchar a un productor (de verdad o no) decir que en España lo único que sale rentable en materia de documentales es hacerlos de tema social, con gays y lesbianas o gente del Magreb, ya ha merecido la pena.
John Dies at the End
En un momento de la cinta le pregunta John a David: «¿Qué estás pensando?», y este le responde: «Que aquí a Kafka le explotaría la cabeza». Del director de Phantasma más todas sus secuelas, o Bubba Ho-Tep nos trae ahora Don Coscarelli la maravillosa John Dies at the End. Coscarelli, que recibió ayer su premio festivalero Máquina del Temps, nos brinda una revisión de un proyecto homónimo que causó furor en la red en 2001. Continuando las aventuras de David Wong y su amigo John, es un título de terror en clave de narración fractal, y por tanto desconcertante, imprevisible y divertida (ninguna película en la que el pomo de una puerta se transforma en un gigante pene puede dejar de serlo). Podría ser un expositor de la mayoría (todos no, pero por poco) de recursos conceptuales del género, pero va más allá al envolverlo en un estilo característicamente autoconsciente e insolente (jugará con tu cordura y tus nervios en todo momento), mientras la cadena de acontecimientos nos lleva a un crescendo de casquería. Los actores Chase Williamson y Rob Mayes además estarán estupendos, y Paul Giamatti siempre será un nombre acertado para convocarnos. Aunque al final de la cinta decae un poco por su excesiva apuesta al principio, eso es cierto. Hay quién habla de clásico instantáneo, pero por guardar un margen de entusiasmo nos quedamos con que es una película altamente recomendable.
Room 237
Aunque desgraciadamente desde aquí no cubriremos Holy Motors, no nos hemos perdido esta auténtica joya. Lo que ha hecho Rodney Ascher es muy inteligente y valioso, además en varios sentidos. Lo que todo aficionado al cine ama de los libros de análisis fílmico aparece en esta película adaptado correctamente a su formato. Si los textos ayudan a profundizar aquí las hipótesis presentadas por los aficionados a la obra de Kubrick se observan mejor con la voz en off que explica el dónde y cómo de los huevos de pascua que van descubriendo visualmente (con las poderosas imágenes de El Resplandor practicamente todo el tiempo, incluso cuando no se analiza la película), dándonos sólo las claves que han movido sus teorías pero no su importancia cultural, haciendo así que parezcan más que analistas unos tenaces espectadores (y hay humor con esto, sin dejar del todo claro si es consabido por los protagonistas). Kubrick, conocido perfeccionista de inteligencia superior había estudiado métodos de seducción del subconsciente y sobre la arquitectura emocional antes de dirigir El Resplandor, y por ello su magnética obra funcionaba al llamar a los ecos de terrores ancestrales comunes del ser humano contemporáneo. Es por eso y por ser una obra maestra que hay gente que ha quedado atrapada por ella, en este caso Bill Blakemore, Geoffrey Cocks, Juli Kearns, John Fell Ryan y Jay Weidner, cinco cinéfilos que desde su estreno no han parado de ver la obra y especular posibles subtextos a cada cual más disparatado sin que por ello deje de darte la sensación de que el puzzle puede quedar con ella completo. Es mejor no saber cuales son estos temas, la fuerza visual del conjunto, el magnífico montaje y su constante fondo de pasión analítica hacen que este cántico al sobreanálisis, ensayo sobre la interpretación y juego hermenéutico sea el documental más importante y revelador de este año.
Top 10 D’A 2020 y podcast final
D’A 2020 (Día 10): «Ivana The Terrible», «My Mexican Bretzel» y «A Stormy Night»
D’A Film Festival (9) «Algunas bestias» y «The 20th Century»
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