Más que azarosa parecía deliberada, y con mala baba, la programación de ayer por la mañana en el Auditori. A la proyección de Only Lovers left alive se le sucedía la The Philosophers que su director nos presentó. Aunque los ojerosos asistentes de la matiné nos encontrábamos temerosos de que volviesen los problemas que tuvimos en la anterior sesión con Big Bad Wolves todo salió bien y no hubo más incidencias, y pudimos disfrutar, primero del mejor Jim Jarmusch y después de un resuelto disparate. La historia de un amor decadente entre dos testigos (y en clave simbólica) que observan el devenir de los hombres se contrapone a la posterior historia que mezcla un juego de hipótesis ontológicas con el insulto a la inteligencia del espectador.
Only lovers: disparos maderados en nombre de la alta cultura
Para el oscuro Adam se precipita el fin de una era, la inminente irredención de la raza humana, a quienes, no por casualidad, nos llama “zombies”. A falta de pruebas que lo rebatan, se lamenta de nuestra negligente ceguera crónica a la hora de comprender el valor de la vida o, como mínimo, apreciar el buen gusto, lo sublime. Y, fatigado, encuentra como única solución abandonar este mundo que ahora nos pertenece. Mientras tanto para la luminosa aunque experta (musa pero sujeto) Eve el mundo sigue siendo un lugar fructuoso, y tal vez la mayor indulgencia que se esconde en el autoconvencimiento de que el mundo es cíclico y el tiempo de estos desastrosos humanos terminará más pronto que tarde le permiten no frustrarse como sí le ocurre a su compañero, a quién deberá rescatar de las tinieblas, en las que se encuentra, opina, por culpa de Shelley y Byron. Frente a estos civilizados vampiros que han dejado de consumir vidas humanas buscando suministros más eco-friendly nosotros hemos arrasado con todo, contaminado los ríos, destruido todo rastro de belleza cuyo culmen aparece como ese paseo nocturno por un antiguo cine de Detroit, ahora aparcamiento de coches en desuso. Huir del mundo significa quedarse en las ficciones, en la comunicación extraordinaria, en la finalidad estética, es decir: en superar la frontera de la necesidad y hacer alquimias con la plusvalía.
Si el parapeto snob en la declive cultural no es, para nada, un tema nuevo en el cine vampírico sí lo es su tratamiento, sutil y sentido de minuciosa precisión a la hora de desarrollar el gusto formal, como un caramelo tentador pero envenenado para nuestras almas taciturnas. Quienes observen con buenos ojos las conductas de estos estirados, quienes creamos vernos reflejados en su pathos descubriremos a medida que avanza la cinta que si la mirada puede ser de entendimiento también es taimada. Por mucho que quedamos pensarlo no somos vampiros, puesto que mientras no tengamos la vida material garantizada no podremos salir de zombies, y el cabalgante mito de la Alta Cultura que embeben es simpático, pero en ningún caso posible. No podemos olvidar el papel del vampiro como memoria andante, como sabios y conocedores de una filosofía de la veteranía, y de que sólo por esto se pueden permitir el lujo del dolor: si hay experiencia puede haber posicionamiento certero, si no sólo será pose. Exquisita, de perfecta ejecución y de alguna extraña manera festiva es el mejor Jarmush hasta el momento, en lo que parece un divertimento interno que a ratos se lamenta de su pretenciosa personalidad creativa para a otros hacer una llamada a la reflexión (que no a la acción) de aquellos a los que les duele la vida tanto como a él, o al menos a aquellos que se aíslan en la narrativa para no afrontar su valor como motor histórico de cambio en su paso por la tierra, y el joie de vivre al final sólo se traduce en dos cosas: amar y bailar.
The Philosophers: salvando al poeta equivocado
A la defensa desde el dolor de la experiencia de Only Lovers Left Aive se contrapone al alegato naif de The Philosophers, que consiste más en fe que en razón, en optimismo ignorante y peligroso. Si es cierto que ambas defienden el arte como expresión humana necesaria una lo intenta desde la figura del maestro acostumbrado, pero la otra desde una arrogancia inconsciente propia del adolescente hormonado, pero no sancionando esto, sino elevándolo con justificaciones del tipo emocional.
Dicen que en tiempos de crisis la gente pide ilusión, esperanza y tierras fértiles donde plantar sus ganas de creer, y desde luego The Philosophers cuenta con una buena dosis autoayuda para las masas. Más que por el descalabro o insulto a la inteligencia humana que es este proyecto de John Huddles interesa por el descaro con el que vilipendia todo tipo de lógica interna, de intento de construcción de un artefacto en algún punto creíble. Su realización es impecable (con sus pulidos acabados estilo nórdico), y la factura técnica a la altura de su presupuesto, pero sin entrar a valorar la cuestión clasista del filme es muy del estilo de La ola, V de Vendetta o In Time: masajea al espectador, aquí eminentemente digirido al millenian occidental hostigado por una crisis económica global que no le permite encajar su interés artístico en un sistema laboral cada vez más inseguro. Alusiones al fascismo, demonización de la lógica y posterior reprobación pública via personalidad denostada del antagonista evita todo debate sobre la cuestión, permitiendo la autoindulgencia acomodaticia con unas notas de optimismo miope. Esperemos que nadie (adulto, niño o adolescente, da lo mismo) se tome el mensaje de esta película de forma literal.
Frases de Only Lovers Left Alive:
– Como tengamos que hablar de todas las atrocidades cometidas por los zombies estaremos aquí hasta el amanecer.
– Estoy harto de ver cómo temen a su imaginación.
– Saluda de mi parte a ese granuja mortalmente romántico.
– Creo que ya hay suficiente caos en el mundo.
– Hace cuatro siglos que llevas ese chaleco.
Frases de The Philosophers:
– Como decía Shakespeare: mejor llegar tres horas antes que un minuto tarde.
– En este cataclismo global seréis los encargados de repoblar la tierra y perpetuar la raza humana.
– Ya véis el problema, somos 21 personas y en el refugio sólo podrán sobrevivir 10.
– Vosotros me conocéis: me gustaría que me dejáseis elegir quién se queda dentro y quién fuera.
– En mi apocalipsis, todos somos igual de válidos y de necesarios para la supervivencia.
“Sobre tudo sobre nada” Conjugando la memoria en presente
“El peral salvaje” La búsqueda de certeza para asumir/admitir a derrota
“Gimcheoul” Hacia la reconciliación eterna
Deja tu opinión
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.