En el sexto día de certamen hemos visto “Dragged across concrete”, “Lazzaro felice”, “Pig” y “Nancy”.
«Dragged Across Congrete»: Anchoas
Si pensamos en buddy movie policíaco con Mel Gibson como protagonista, en seguida nos viene a la mente “Arma letal” (Richard Donner, 21987) y una mueca de alegría se nos dibuja en la cara. Así que alertados quedáis de que “Dragged across concrete”, la última genialidad del director estadounidense S. Craig Zhaler, no tiene nada que ver. En cambio, se trata de un drama policíaco intimista y costumbrista cocinado a fuego muy lento. Una película de atracos pero con un sentido de la elipsis narrativa que rompe con los esquemas del género. Donde cualquier otra cinta se centraría en la atraco en sí, en su preparación y en su rápida resolución con algún que otro giro argumental y dejando poco tiempo a que eso cimente sobre una línea argumental interesante, Zhaler se centra en todo lo contrario. Un caso parecido a lo que hizo Tarantino en “Reservoir Dogs” (1992). En sus 2 horas y media de metraje podemos frustrarnos con el tedio que conlleva una vigilancia en coche, una persecución lenta y desapercibida al estilo del inicio de “Drive” (Nicolas Windig Refn, 2011) pero infinitamente más larga, nos enseña la vida de aquellos que padecerás el atraco… En definitiva, Zhaler nos acerca a sus personajes enriqueciendo el guion, tratando temas diversos como el deber, la necesidad, el amor, la compasión o la presión social en la actualidad y, sobre todo, aumentando la crudeza en las magistrales escenas de acción que, una vez más, ocurren sin aspavientos ni artificios dramáticos baratos.
Mel Gibson y Vince Vaughn están soberbios. Aunque cumplen papeles muy estereotipados, ellos van más allá de dichos estereotipos, los cuales llegan incluso a justificar. Zhaler se arriesga demasiado escogiendo a esta pareja de actores en horas bajas, desgastados por haberse involucrado en demasiadas polémicas, pero una vez vista la cinta, todo tiene una razón de ser. Además, su química, sin llegar a ser tan maravillosa como la de que había entre Mel Gibson y Danny Glover, funciona muy bien en pantalla con diálogos llenos de deadpan inteligente muy disfrutable. La fotografía es preciosista sin estorbar y el montaje un verdadero ejemplo de maestría dejándonos un producto que, a pesar de su lentitud y su extenso metraje, no decae en ningún momento y mantiene el ritmo y la tensión a pesar de sus muchos tiempos muertos. La particular visión de Zhaler nos ha dejado grandes películas de género a base de jugar con las reglas que cada uno de ellos propone. Lo hizo con el western en “Bone Tomahawk” (2015), después con “Brawl in cell block 99” (2017) y ahora lo consigue con los filmes de atracos.
«Lazzaro felice»: La miseria humana
En la Italia rural de una época indeterminada, convivimos con los trabajadores de la marquesa de Luna. Subyugados a trabajar sin descanso para cubrir la creciente deuda que tienen con su señora, logran disfrutar con lo poco que tienen y hacer sus vidas viviendo felices. Algo fácil de conseguir puesto que esa vida es la única que conocen. Uno de ellos, Lazzaro, desprende pura bondad. Tanta que todos los demás se aprovechan de él. Pero a Lazzaro no le importa, él es feliz así hasta que tiene un día sufre un terrible accidente. Esta es la interesante premisa (y que valdría en Cannes el premio a mejor guion la película “3 caras” de Jafar Panahi) con sobre la cual la realizadora italiana Alice Rohrwacher construye un maravilloso filme costumbrista donde ahonda sobre la bondad y la maldad humana en sus vertientes más extremas y cómo esto suele estar directamente vinculada con el poder adquisitivo de cada persona. Sin embargo, aunque estéticamente es cine costumbrista con clara influencia neorrealista, argumentalmente se trata de una fábula con personajes planos y estereotipados que ayuda mucho a su carácter melodramático y muy poco a la riqueza del guion.
Dividido en dos partes muy claras, la diferencia de calidad de cada una de ellas por separado es demasiado grande. Mientras que en la primera todo transcurre a paso lento pero seguro con una estructura narrativa muy meticulosa, la segunda mitad es caótica, acelerada y toda aquella fuerza alcanzada en el cenit de la primera parte se va perdiendo poco a poco y donde solo 2 o 3 escenas destacan rompiendo más todavía la integridad del filme. “Lazzaro felice” tiene sus aciertos y sus fallos. Sin embargo, su historia y su mensaje cala tan dentro del espectador que deja un poso que tardará en perderse.
«Pig»: Ego trip
Tras ganar hace 2 años en la sección Noves Visions PLUS del festival de Sitges con “A dragon arrives!”, el director iraní Mani Haghighi llega a la sección oficial a concurso con su nueva película, tras su previo paso por el festival internacional de Berlín. “Pig” nos cuenta la historia de Hasan, un director de cine al que no se le permite hacer películas por haber entrado en la listas negra y que vive frustrado rodando videoclips y anuncios de televisión. Su mujer, que también es la musa de su cine, harta de no poder trabajar por el veto a su marido decide empezar a trabajar con directores emergentes a expensas de lo que opine Hasan. Mientras, un asesino en serie se dedica a decapitar directores de cine (entre ellos el propio Haghighi). La frustración de no ser elegido por el asesino y el abandono por parte de su mujer hará que Hasan entre en una espiral de depresión y lucha contra su ego, el cual es bastante difícil de tumbar.
En tono de comedia negra, “Pig” nos sumerge en el elitismo del mundo cinematográfico iraní que, a su escala, también está lleno de hienas hambrientas al igual que la industria cinematográfica de cualquier otro país. El ritmo del film no es el idóneo para lo que nos cuenta y como lo cuenta, pero tampoco lastra demasiado. Solo en su parte central, donde los alivios cómicos que son los que realmente sustentan el filme gracias al carisma de su actor protagonista, Hasan Majoori, la película pierde fuelle. También los momentos oníricos videocliperos tienen suficiente fuerza visual y dotan de carácter autoral un filme que, por lo general, resulta bastante impersonal. En definitiva, “Pig” es un filme correcto y entretenido con algunos aciertos pero también con sus errores, y que no repercute más allá de lo meramente anecdótico de su trama.
«Nancy»: Madre solo hay una
En el festival fantástico de Sitges, a pesar de ser un festival de género tan marcado, estamos acostumbrados a que entren algunas cintas que no se podrían englobar bajo esta etiqueta pero que, al poseer ciertas dosis de violencia, pueden pasar el corte temático. En otras, el componente fantástico es mínimo pero, aunque en su tono claramente pertenezca a otro género como los casos de “Lazzaro felice” (Alice Rorhwacher, 2018) o “I think we’re alone now” (Reed Morano, 2018), esta conexión tangencial es suficiente como para que sea considerada digna del certamen. Y finalmente tenemos casos como el de “Nancy” un drama intimista donde el fantástico brilla por su ausencia, no es una cinta de terror ni pretende serlo, y tampoco se vierte ni una gota de sangre porque no hay motivo físico para ello. Por eso, su presencia en la sección oficial y, además siendo la ópera prima de una realizadora desconocida, Christina Choe, se escapa de todo entendimiento. Pero independientemente de que este sea o no su sitio, “Nancy” tampoco es una película destacable y si completamente prescindible.
“Nancy” no es más que una copia barata de la maravillosa “Mommy” (2014), del nuevo enfant terrible del cine independiente, Xavier Dolan. No solo copia sus composiciones visuales, su fotografía y su montaje, sino que también recurre descaradamente al empleo del formato 4:3 para transmitirnos la opresión y soledad del personaje principal para después abrirse a un 16:9 cuando al fin este personaje encuentra su sitio en la vida y finalmente es feliz. Esta falta de personalidad no sería tan sangrante si no fuera porque su Choe nos la intenta vender como si fuera todo lo contrario. La premisa, que se resume en un simple “chica busca a padres biológicos”, a pesar de ser bastante trillada tiene el suficiente potencial para desarrollar profundos personajes y poder proponer diferentes temas interesantes. Sin embargo, la nula evolución de unos personajes demasiado planos y estereotipados junto una protagonista con la que es difícil de empatizar al no saber si sus taras sociales se deben a una maldad intrínseca del personaje o al resultado de una infancia problemática y sumándole una interpretación de Andrea Riseborough que deja bastante que desear, lastran una película vacía y pretenciosa.
Termómetro de Sitges 2018
“Under the Silver Lake”– 9
“The house that Jack built”– 8
“Dragged across concrete”– 8
“El apóstol”– 7
“Climax”– 7
“Verano del 84”– 7
“Lazzaro felice” – 6
“I think we’re alone now”– 6
“The night comes for us”– 6
“Au Poste!”– 6
“Ghostland”– 6
“Journal 64”– 6
“Killing”– 5
“Suspiria”– 5
“Pig”– 5
“Galveston”– 4
“La sombra de la ley”– 4
“Mandy”– 3
“Nancy”– 3
“Elizabeth Harvest”– 3