Ser perseguido por tu propia sombra en el mundo más aburrido imaginable nunca fue tan disfrutable.
Richard Ayoade se dio a conocer como actor cómico. Fuera del territorio inglés su reconocimiento llegó por su papel de Moss en la serie The IT crowd, pero por ello nadie debe dudar de su talento a la hora de dirigir y escribir. Porque es mayor aún que el que tiene interpretando. Cuando me enfrente a su primera película, Submarine, no sabía muy bien qué esperar. Para mi sorpresa me encontré un producto muy audiovisual que sabía aprovechar al máximo los recursos cinematográficos para construir imágenes narrativas más allá de las palabras propias de los personajes. Y aquí lo hace patente de nuevo y aún más fuerte.
La adaptación que Avi Korine (co-guionista de la cinta) y Richard Ayoade hacen de la novela de Dostoievski es extraordinaria. Consigue que todo lo burócrata ruso, todo el Estado contra el individuo (recordemos que la obra original es de 1846) esté patente en una actualización de increíble belleza visual. Un estilo de arte anclado en los años setenta, junto a una arquitectura muy soviética y cuadriculada, unida al juego de luces y sombras fotográficas y los colores planos que componen toda la estética de la película otorga a esta especie de ucronía/distopía donde se da la historia de un realismo magnífico.
Se trata de un escenario que pone en perfecta bandeja la historia a tratar. La doble personalidad. El aplastamiento del individuo por la sociedad y su lucha para tratar de sobrevivir. En la historia de Simon James (Jesse Eisenberg) un hombre aburrido, pero buen trabajador que un día comienza a ser constantemente acechado por un nuevo trabajador de la empresa que tiene su misma imagen: James Simon (Jesse Eisenberg también, obviamente) todos los elementos se sitúan alrededor de cómo una persona puede sobresalir y ser recordado independientemente de lo que haga para ello. De cómo la maquinaria estatal burocrática puede acabar con la mente creativa. De cómo hay que tener mucho cuidado con lo que se desea. La lucha entre ego/superego y ello (como diría Freud). Entre las dos partes de cada ser humano.
La construcción de todo la historia es magnífica, las piezas encajan a la perfección. Tanto la trama romántica, como la trama principal, como todos esos puntos de humor negro y la oscuridad dramática requerida en cada momento hacen que esta historia (que realmente recuerda a la Rusia soviética de los ’70 en la construcción del mundo) con leves puntos fantásticos (¿o no?) funcione a las mil maravillas. Metáforas visuales, juegos de espejos, juegos de posiciones, toques de sonido y perfecta integración de imagen y música otorgan a la película de una calidad innegable y demuestran que si algo es Ayoade es un autor con voz propia que conoce muy bien el cine que quiere hacer y cómo lo quiere hacer.
Guiños aparte a su anterior película. Quién haya visto Submarine podrá rápidamente identificar varios de estos guiños, desde la aparición de los dos actores principales de ella hasta Paddy Considine en un par de apariciones estelares con un personaje que recuerda mucho al que tenía en ella.
Que no os dejen engañar. Dicen que The Double es una comedia. Si te gusta el humor negro (como a mí) podría tratar de considerase como tal, pero no. Es un drama con puntos de humor muy negro y que tiene mucho a desentrañar bajo las capas de perfectas imágenes que la representan. Es una película muy profunda que una parte del público no terminará de comprender del todo (y no con ello digo que yo lo haya hecho, cuidado) pues tratará de buscar el total razonamiento lógico en todo lo que acontece al personaje de Simon James. Pero, Richard Ayoade ha conseguido ese balance que hace que la película sea muy oscura, pero no deprimente en ningún sentido, sino realmente interesante.
Magnifica.