Mar. Mar 19th, 2024

«La voz en off», «Love is strange» y «Aire libre», las tres películas ligeras de este martes. «Still the water» se convierte en la única a rescatar.

«La voz en off», entretenida historia sobre una familia

Matrimonios con problemas. Padres con secretos. Niños con una peligrosa curiosidad. Rumores. Todo esto tiene cabida en «La voz en off», la última película de Cristian Jiménez. Sin embargo, y como luego sería la tonadilla de la jornada, no hay nada especialmente destacable en «La voz en off»; ni los personajes, cuyas historias no siempre se resuelven de la mejor manera; ni las actuaciones, ni la fotografía; nada. Resulta entretenida en su conjunto, pero vacía. Demasiado sencilla de olvidar en cuanto se encienden la luz de la sala, a pesar de una primera escena gráfica y completamente gratuita. Lo dicho, no se hace aburrida, pero eso no quiere decir que se trate de una buena película.

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«Still the water» busca la poesía en la lentitud

En la pequeña isla de Amami, todos viven vidas aparentemente tranquilas y sosegadas, pendientes del mar, de la naturaleza y de las personas que los rodean. Un día, Kaito (Nijirô Murakami) descubre junto a su amiga Kyôko (Jun Yoshinaga) un cadáver en el mar. Sin embargo, ese no es el mayor de sus problemas: la madre de Kyôko ha enfermado y no creen que aguante mucho más y la madre de Kaito, por su lado, se está convirtiendo cada vez más en una figura lejana que su hijo no reconoce.

“Still the water” («Futasume no Mado« en el original) es una obra en la que confluyen todos los temas que interesan a su directora, Naomi Kawase, y es en el pausado lirismo, algo habitual en sus películas, donde encuentra sus mayores virtudes (la magnífica escena alrededor de una cama) y, a su vez, sus defectos más criticables. Y es que “Still the Water” podría considerarse una película no apta para un espectador impaciente, ya que su magia se esconde en los paisajes, en esas olas que van creciendo a medida que avanza la película y en las miradas de los dos adolescentes que ven que ya es hora de adentrarse en el mundo de los adultos.

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«Love is strange», lo adorable hecho película

Ben (John Lithgow) y George (Alfred Molina) deciden pasar por el altar tras una relación de 39 años. Lo que no esperan es que este gesto, esta simple firma y celebración, se convierta en la razón de despido de George, lo que hace que pierdan el piso y tengan que vivir con distintas personas. Ben en casa de su hijo, quien apenas está en casa y tiene sus propios problemas con su hijo, mientras que George lo hace con sus vecinos de abajo, una pareja de chicos jóvenes que organiza prácticamente una fiesta diaria.

La última película de Ira Sachs es una historia tierna, ligera y que basa su fuerza en la adorabilidad de la pareja protagonista. No es, sin embargo, una gran película, y el mero hecho de recordar su anterior trabajo, «Keep the lights on», hace que parezca todavía más superficial y plana. Por si esto fuera poco, las últimas escenas parecen alejarse del núcleo de forma escandalosa y el plano final parece como si estuviera completamente fuera de lugar.

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«Aire libre», cuando no se tiene nada que contar

Las obras de una casa y los problemas de una pareja (Celeste Cid y Leonardo Sbaraglia) son la base de la película más floja de una jornada muy poco inspirada de por sí. Los problemas de la última película de Anahí Berneri son muchos, y pasan desde un guion nulo, un niño repelente a más no poder, unas reacciones incomprensibles y, por encima de todo, la sensación de no encontrar una razón por la que deberían importarnos esas idas y venidas de los protagonistas. Una película eterna en la que no sucede absolutamente nada y que se escuchara más de un resoplido en la sala. Floja, floja, floja.

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Por Aitziber Saldias

Filóloga, escritora, traductora. El cine y las series de TV no son un hobby, son una necesidad.

Un comentario en «Zinemaldia 2014 (día 5): jornada floja en el ecuador del festival»

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