Mar. Mar 19th, 2024
Fotograma de Aniquilación

Alex Garland es incapaz de repetir el éxito de “Ex Machina” con un refrito de ciencia ficción que fracasa estrepitosamente.

El novelista y guionista Alex Garland, conocido por los libretos de “28 días después” (2002) o “Sunshine” (2007), ambas dirigidas por el realizador inglés Danny Boyle, dio el salto a la dirección cinematográfica en 2015 con Ex Machina, una joya de la ciencia ficción que mostraba un manejo superdotado del suspense, del espacio y de la estructura narrativa. Por esa razón, el hype se activó al máximo desde el primer momento en el que supimos que el británico ponía en marcha su segundo largometraje, la adaptación de la primera novela de la trilogía “Southern Reach” de Jeff VanderMeer, “Aniquilación”. Más adelante, la incorporación de Natalie Portman, Oscar Isaac, Jennifer Jason Leight, Tessa Thomson o Gina Rodriguez al elenco, no hizo más que aumentar las expectativas y hacer más dura la espera. Sin embargo, las alarmas se encendieron el pasado diciembre cuando Paramount, la productora detrás del proyecto, vendía a Netflix los derechos de la distribución internacional de la película por la mitad de su presupuesto, 25.7 millones de dólares. Una cantidad irrisoria que Paramount fácilmente podría haber superado si se hubiese encargado de su distribución mundial por el tirón que tanto Alex Garland como el elenco de la película tienen. Esta inexplicable estrategia solo hacía presagiar lo peor. Tras su estreno en Estados Unidos el pasado febrero, la crítica se polarizó entre los que la encumbraban como un nuevo hito de la ciencia ficción y los que la consideraban un mojón. Desde ese momento, ya solo quedaba cruzar los dedos y esperar que los primeros tuvieran razón y que se tratase de una de tantas obras incomprendidas por los ejecutivos incultos ávidos de dinero. Pero no cayó esa breva. Garland firma un filme fallido, lento hasta el hastío, donde el suspense barato se mezcla con demasiados temas existencialistas sin saber rematar ninguno de ellos resultando en una cinta superflua.

Este Frankenstein de buenas intenciones narra la historia de Lena (Natalie Portman), una bióloga molecular que se embarca en una expedición a la zona X, un misterioso lugar gobernado por fuerzas extrañas tras la caída de un meteorito, junto a otras 4 mujeres para investigar el origen de la incertidumbre y poder salvar así a su marido (Oscar Isaac), quien emprendió el mismo viaje un año antes y que, a pesar de salir vivo de allí, se está muriendo.

Fotograma de Aniquilación

El que mucho abarca poco aprieta

“Aniquilación” falla principalmente por 3 motivos: el guion, la dirección y el exceso de temas y homenajes. En “Ex Machina”, a parte de que la premisa y la resolución de la trama con un giro final tremendamente efectivo, su gran acierto y lo que hacia que todo lo demás funcionase era la estructura del guion y la dosificación de la información. Garland sabía generar esa niebla narrativa con la densidad perfecta como para que los espectador supiéramos por donde íbamos, haciéndonos creyentes de llevar los mandos del coche cuando solo seguíamos la carretera que nos había preparado y que, al levantar esa niebla, descubriéramos atónitos que nada era como pensábamos. Algo que no vivíamos desde “El sexto sentido” (M. Night Shyamalan, 1999) justamente por eso, por ser tan difícil de conseguir. Y, por ese mismo motivo, querer encontrar esta excelencia en “Aniquilación” sería un error similar al esperarlo de “El protegido” (M. Night Shyamalan, 2000). Sin embargo, aunque las expectativas estaban domadas, chirria ver como Garland usa el esquema rancio y barato de suspense basado en la total desinformación. Siento especial tirria por aquellas películas que empiezan mostrándote una premisa de la cual no sabes nada, que te recalcan cada cinco minutos tu desconocimiento sobre este McGuffin para mantenerte enganchado porque entre dosis y dosis de información solo te va a dar morralla para dejar pasar el tiempo y no quiere que pierdas el interés por aquello tan misterioso de lo que no sabes nada. Y poco a poco y te va dando esas dosis de información dándose demasiada importancia e intentando que de un giro inesperado sobre la píldora anterior. Si, además de cimentar la película en esta estructura, al final resulta que ese misterio sobre el que gira la cinta carece de interés, como es el caso de “Aniquilación”, el desastre es total. Durante más de media película, el realizador británico construye su discurso narrativo en torno al desarrollo de una explicación científica del fenómeno paranormal. Y que, en un momento dado, vire por completo hacia el plano místico imposibilitando cualquier explicación racional, no hace más que dinamitar el interés del espectador por la historia. Además, Garland pone tanto empeño en el desarrollo de esta premisa que el fondo de los personajes se difunde en ella hasta el punto de convertirse en mero material de relleno. Un viaje personal que, sobre el papel, parece tan inmersivo como en “Apocalypse Now” (Francis Ford Coppola, 1979) o en “Stalker” (Andrei Tarkovski, 1979), pero que finalmente se demuestra superfluo y amarillista.

La dirección de Garland tampoco está a la altura. Tratándose en una historia de viaje hacia el interior de la boca del lobo, la sensación de avance debería ser obvia, pero aquí ese desplazamiento no existe. Tampoco logra dar sensación de dirección perdida o errante, si es que esa era su intención. “Aniquilación” es una sucesión de escenarios solamente conectados por elementos improbables en el mundo real. Una falta de eje, una pésima utilización de los espacio abiertos y una nula profundidad de campo son el origen de este desamparo espacial. Un hecho que, nuevamente, es destacable con respecto a su anterior filme, donde demostraba una maestría innata en la desarrollo fílmico por la laberíntica casa futurista de “Ex machina”.

Y, finalmente, la cinta descarrila al ser un intento de mashup tanto de los temas que intenta tratar como de claro homenaje (o influencias descaradas) a otros filmes del género. Los alimentos transgénicos, la invasión alienígena, el deber, soledad, la enfermedad, la pérdida, la muerte, la culpa…, todo tiene cabida en “Aniquilación” pero en ningún tema acaba de profundizar. Deja cada uno justo un paso antes de cerrarlos, lo que evidencia una falta de síntesis y de organización. A esto se le suma la ristra de homenajes que Garland quiere hacer al género de la ciencia ficción y del terror. Desde a “Stalker” en su premisa y en la escasa importancia de la que sucede en la “zona” (no así en la profundidad que tiene la obra magna de Tarkovski), a los engendros animatrónicos de “La cosa” (John Carpenter, 1982), a el realismo científico y la parsimonia de “2001: Una odisea del espacio” (Stanley Kubrick, 1968) o hasta al misticismo alienígena de Under the skin” (Johnathan Glacer, 2013) o del final de Lucy (Luc Besson, 2014). La sensación de pastiche referencial solo demuestra que, lo que hace Tarantino, no lo puede hacer cualquiera.

Fotograma de Aniquilación

Natalie Portman no está en su elemento

Con un presupuesto de 55 millones de dólares, es dudoso que Natalie Portman, estrella indiscutible del proyecto, se haya llevado una gran tajada. O al menos no tan grande como para explicar por que se ha embarcado en un proyecto que no le interesa, como demuestra la desgana con la que interpreta su papel. Su credibilidad como bióloga es incluso inferior a la de Mark Wahlberg en “El incidente” (M. Night Shyamalan, 2008). Es vergonzosamente palpable que Portman no entiende nada de la biología de la que habla, ni tiene intención de entenderla. Su interpretación no tiene ni un mínimo de fuerza. Hierática e insípida, Portman roba minutos inmerecidamente al resto del elenco, que sí lo da todo por intentar hacer una buena película.

A las maravillosas interpretaciones del resto de actores, destacando sobretodo la de Jennifer Jason Leighty la de Oscar Isaac, hay que sumar un precioso diseño de producción rebosante de imaginación que, junto a la banda sonora, logran sumergirnos en una atmósfera onírica. Garland no logra aprovecharlo y sacar una buena historia de ella, pero al menos podemos contemplarla. Y también cabe destacar la reivindicación feminista al formar un equipo de investigación formado exclusivamente por mujeres, sin caer en ningún tópico asociado al género.

Al ver la trayectoria que Alex Garland está trazando, es inevitable pensar en el caso de M. Night Shyamalan. Los dos empezaron fuerte con una ópera prima (si no contamos las dos cintas menores del indio previas a “El sexto sentido”, con la que se dio a conocer mundialmente) demostrando que en lugares cerrados y tramas herméticas, son unos auténticos maestros, unos artesanos del cine. Sin embargo, las grandes historias con grandes artificios se les queda así, grandes. Shyamalan aún se mantuvo en su zona de confort más tiempo y nos dio grandes cintas como “El protegido” (2000) o “El bosque” (2004) y no fue hasta “Airbender, el último guerrero” (2010) cuando vino el debacle. En el caso de Garland, la caída ha llegado antes, pero esperemos que sepa remontar y vuelva a su liga como hizo el indo con las recientes La visita” (2015) y Múltiple” (2016), y pronto volvamos a disfrutar de una gran película como fue “Ex Machina”.

Frases destacadas:

  • Lena: “A lo largo del próximo trimestre, examinaremos detenidamente las células cancerígenas in vitro y hablaremos de la actividad autofágica.”
  • Lena: “Pensamos que el envejecimiento es un proceso natural, pero es un fallo en nuestros genes.”
  • Lena: “Algo aquí esta provocando una gran alteración del patrimonio genético.”

Tráiler de “Aniquilación”:

Por Pablo Lujan

Doctor en Biología Celular por la Universidad de Heidelberg. Compagino la ciencia con mi otra gran pasión: el Cine.

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