Michael Bay y Jack Bender se embarcan en «The last ship», una historia de virus mortales y marines aguerridos, que darán su vida por salvar a la humanidad.
Michael Bay este verano se ha lanzado de lleno a la arena catódica con un producto muy contagioso y militarizado titulado “The last ship”, que podríamos traducir como “El último barco”, basada en la novela de William Brinkley. El 22 de junio comenzó la emisión de los diez capítulos que integran esta primera temporada. A priori puede parecer que la propuesta argumental tenga muchos puntos en común con «La hora final« (Stanley Kramer, 1959), pero sus derroteros apocalípticos son totalmente divergentes. Bay abandona los efectos especiales y sonoros en pos de una historia de tintes más humanos, con su trasfondo militar y que posee cierta enjundia argumental. Encontrando en Jack Bender un gran apoyo en esta aventura televisiva. Al igual que hizo en “Perdidos”, no sólo produce sino que también dirige cuatro episodios, que posiblemente son los más intensos.
Todo por una solución
Un helicóptero de las fuerzas armadas norteamericanas sobrevuela las Pirámides de Giza bajo un sol abrasador. La doctora Rachel Scott se baja enfundada en su traje de blanco que la protege de contagios. Se dirige con paso firme y decidido a un hospital de campaña. Allí veremos a un hombre postrado en un catre con llagas y pústulas sanguinolentas que le pide ayuda. Pero Scott no ha ido a salvarle la vida, ya está prácticamente muerto, una vez contraída la enfermedad la esperanza de vida es de dos días. Sólo quiere una muestra de su sangre. Con un “lo siento” se despide y regresa al helicóptero.
Así da comienzo esta serie de contagios. En este caso tenemos “la peste roja” que se contagia por vía aérea. El virus es muy patógeno porque un científico en busca de una solución ha introducido una variación genética lo que le convierte en mortal. Por eso, Scott convence a la OMS y al Gobierno americano para ir hasta el Ártico con el fin de coger muestras del virus original. Rachel y su ayudante Quincy son transportados hasta el Polo Norte a bordo del barco militar ‘U.S.S. Nathan James’ comandado por Tom Chandler.
La serie B llevada a la televisión
“El último barco” no es una serie ambiciosa, es pura serie B catódica. Es un producto muy bien construido, donde nada va contra la lógica. Los personajes se comportan de una manera coherente, aunque de algún disparate médico antológico el espectador no podrá zafarse. Eso sí, tampoco negamos que es una exaltación de los valores patrióticos de la marina norteamericana, su gallardía y bravura no tiene parangón.
Hank Steinberg, responsable de la serie “Sin rastro”, lidera el equipo de guionistas en “The last ship”. Estructura muy bien la secuencia del desarrollo de las aventuras para mantener intrigado al espectador, y sobre todo no las extiende más allá de lo debido. Detalle que el espectador puede agradecer sobremanera. Los personajes que no son imprescindibles, Steinberg se deshace de ellos con suma elegancia e inteligencia. Todo para llegar a un final de temporada que parece escrito por el maestro Richard Matheson, por lo apocalíptico e inquietante. La finale crea una expectación importante que dentro de un año, cuando se estrene la segunda temporada, veremos si el equipo de guionistas saben estar a la altura de lo generado. A diferencia de “Perdidos” Jack Bender en este caso se cuida mucho de abrir enigmas que luego no pueda resolver, y deja los cabos abiertos justos para que el espectador tenga interés en ver una segunda temporada que la habrá.
El sello del famoso resalizador norteamericano se aprecia en el diseño de producción, en cómo están rodadas las escenas de acción o en la banda sonora de la serie creada por Jim Dooley, que posee ecos de las creadas por la factoría Jerry Bruckheimer, de tal forma que algunas veces pensaréis que estáis escuchando la banda sonora de “Piratas del Caribe” (Gore Verbinski, 2003). Aunque, el ejemplo perfecto lo encontramos en el en el quinto capítulo titulado “El Toro”, donde a ritmo de “Ride across the river” de la mítica banda Dire Straits los marines surcan las aguas río arriba en busca de monos para llevar a cabo las pruebas.
El virus no es el único enemigo
Comandante Tom Chandler y la Doctora Scott, interpretados por Eric Dane y Rhona Mitra, son los dos personajes que vertebran la acción. Tom Chandler sentado en su puesto de mando no deja de recordarnos al Capitán Kirk de “Star Trek”. Ambos tienen que enfrentarse a enemigos diversos, las situaciones difíciles pondrán a prueba su astucia. Al Igual que Kirk, Chandler siempre se verá sometido a dilemas morales y éticos, que se verán resueltos con la escala de valores y creencias norteamericanas, demostrándonos hasta dónde llega la gallardía norteamericana. En efecto, no tiene límite, un marine siempre la da la vida por su país, y con cada soldado que pierde Tom acaba sufriendo en silencio.
Si Chandler es Kirk, la doctora Scott es como el doctor McCoy, sólo que en versión femenina da mucho más juego argumentalmente como veremos en el desarrollo de la serie. Mike Slattery, al que da vida Adam Baldwin, haría las veces de señor Spock, siempre confrontándole con la realidad. El teniente Chung no deja de ser una suerte de Sulu que se convierte en una pieza indispensable de la ingeniería del USS Nathan James. Todos acabarán haciendo cosas más allá de sus fuerzas para conseguir que la raza humana tenga un futuro. Bay,Bender y Steinberg son inteligentes al crear una némesis a la altura del Comandante Chandler, que obviamente es ruso, se trata del despiadado Comandante Konstantin Ruskov. Siguiendo con el paralelismo, este sería sin duda alguna Kahn. Al igual que en “Star Trek” la esperanza es lo que mantiene unida a toda la tripulación del barco. Los paralelismos con la mítica serie del espacio no caban aquí porque se aprecian incluso a nivel estructural. Algunos episodios arrancan con Chandler sentado en su puesto de mando del barco poniendo rumbo a algún lugar concreto para llevar a cabo una misión indispensable para alcanzar su objetivo, que la doctora Scott pueda fabricar una vacuna contra “La gripe roja”. De esa manera acabará enfrentándose a enemigos diversos como última célula viva de Al Qaeda, el almirante ruso o narcotraficantes nicaragüenses.
Los amantes de las historias centradas en pandemias globales con tintes apocalípticos, así como de las hazañas bélicas, están de suerte porque “The last ship” seguro que será de su agrado, es entretenida y además Michael Bay y Jack Bender se encargan de darle una factura muy cinematográfica a la serie.
[…] de las razones que nos lleva a pensarlo es que la serie iniciada por su compañero Jack Bender, “The last ship”, su desarrollo dramático posee lógica y los personajes no van haciendo cosas inverosímiles o […]
[…] que últimamente no para de trabajar y la hemos visto recientemente en los capítulos finales de “The last ship”. Ni que decir tiene que los malos siempre son blancos. De esta manera la productora televisiva […]
[…] Dane se convierte en productor ejecutivo en esta nueva entrega de trece nuevos episodios de “The last ship” aliándose al todopoderoso Michael […]
La serie es genial, me gusta mucho