El remake de Westworld nos llega más de 40 años después en forma de serie en una versión que la catapultó a uno de los mejores trabajos del año.
Cuando en 1973 se estrenó la película “Westworld” supuso una revolución en varios aspectos. Aunque el trabajo dirigido por Michael Crichton fue el primer largometraje en introducir imágenes incorporadas por ordenador en dos dimensiones, y al mismo tiempo contribuyó a popularizar el formato anafórmico. De este modo se empleaba una lente que lograba una imagen más ancha, y obtenía como resultado una mejor relación de aspecto de la imagen. Más de cuarenta años después de su estreno nos llega su “remake” en forma de serie, que fue estrenada dos años después de terminado su rodaje. Lleva su mismo nombre y es, sin duda, uno de los principales reclamos del canal digital HBO.
Fidelidad al trabajo original
La obra creada por Lisa Joy y Jonathan Nolan sigue argumentalmente las mismas premisas que la película original dirigida por Crichton. Esto es, nos encontramos ante un parque futurista que es dirigido con mano de hierro por el doctor Robert Ford (Anthony Hopkins). A este lugar llegan dos jóvenes humanos, William (Jimmi Simpson) y Logan (Ben Barnes) en busca de aventuras. Estos dos hombres interpretan los papeles que interpretaron más de 40 años atrás Richard Benjamin y James Brolin, quienes hicieron de Peter Martin y John Blane. Pero pronto se darán en cuenta de que en este sitio plagado de androides con forma humana nada es lo que parece.
Relaciones muy profundas
La acción en “Westworld” se desarrolla en dos frentes aparentemente muy diferentes pero que tienen muchas cosas en común. Por una parte, tenemos la acción que tiene lugar en las oficinas de Westworld, y por otra está lo que ocurre en el parque. Esta es una característica que ya aparecía en la película, pero que en la serie se desarrolla mucho más. La relación entre estos puntos es tan intensa y profunda que llegará a lugares que son casi imposibles de imaginar. Esta misma cuestión se podría aplicar a personas y robots, y es en este punto donde queda más acentuada debido al aspecto claramente “humano” que muestran los androides.
La forma en que se desarrolla “Westworld” hace que no sea pueda ser tratada como una serie normal. A lo largo de los 10 episodios que dura la temporada, el desarrollo de los personajes se produce de una forma totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados. Cuando crees que el recorrido de uno de los intérpretes llega a su fin, en la mayoría de los casos esta tendencia se da la vuelta para bien. Es decir, que en vez de perder interés tras un “retorno”, los personajes ganan fuerza y se vuelven mucho más interesantes.
Un reparto de altísima calidad
A esta premisa hay que sumarle que la gran mayoría del reparto rinde a un nivel altísimo, tanto el que hace de humano como el que interpreta a un robot. El casting contiene una muy interesante mezcla de juventud y veteranía, pero al ver las actuaciones en pantalla muchas veces es difícil quien lleva pocos años en esto y quien lleva toda una vida. Actrices jóvenes como Evan Rachel Wood, quien interpreta a Dolores, está casi siempre a la altura del mejor Anthony Hopkins. Con su Robert Ford, Hopkins ha creado el personaje que más cerca está de su legendario Hannibal Lecter. Además, Thandie Newton, Jeffrey Wright o Ed Harris también protagonizan secuencias de muchos quilates. El personaje de este último es junto a Simpson y Barnes el que está más cerca de la versión original. Su hombre de negro recuerda mucho al pistolero interpretado por Yul Brynner en el original. Otra semejanza a este personaje la podemos encontrar en la película “Appaloosa” (Ed Harris, 2008), donde el propio actor interpreta a alguien muy parecido al Hombre de Negro del actor nacido en Nueva Jersey.
Cuando se estrena una nueva versión de alguna película o serie, es inevitable establecer una comparación entre las dos visiones. La versión en forma de serie de “Westworld” no solo supera a la original en todos los aspectos, sino que es mejor que la gran mayoría de producciones tanto cinéfilas como seriéfilas que ha habido a lo largo de la historia. Tanto en el aspecto técnico como en el narrativo hay muy pocas series que están a la altura de la obra de Joy y Nolan. Cuando se produce la entrada de una persona en el parque una voz te da la bienvenida y te dice que vas a vivir una experiencia inolvidable. Pues esa es la sensación que hay después de ver esta primera tanda de episodios, y esto sin duda hace desear con muchísimas ganas que llegue cuanto antes la primavera de 2018 para que se inicie la segunda temporada. Si nada se tuerce “Westworld” puede marcar una era, y si esto pasa, el trono está esperando impaciente su llegada.
Bueno, bueno esto tenemos que visualizarlo sin falta ya te contaré