Dentro de dos semanas se va a estrenar el film «Betty Anne Waters» por ese motivo os voy a dejar hoy con la protagonista de estos hechos reales para empezar a ilustrar esta historia de superación y tribunales tan norteamericana.
“Es realmente difícil explicar exactamente cómo me sentí cuando Kenny fue condenado. No pensé que él fuese a ser condenado, sentía que todas las pruebas que mostraban que era culpable, parecían una broma. No entendí lo que estaban haciendo. El día que fue sentenciado, la familia entera estábamos preparados para llevarle a casa con nosotros. ¡Fue realmente un shock para todos nosotros que fuera declarado culpable! En ese momento, no entendimos el sistema de justicia. Pensamos que si la gente iba a la cárcel era porque eran culpables. Cuando fue declarado culpable, sabíamos que obviamente algo en el sistema no funcionaba, por lo que lo siguiente consistía en hacer un recurso de apelación, en el cual habría tres jueces inteligentes que mirarían las pruebas y se darían cuenta que se había cometido un terrible error y Kenny sería declarado no culpable. De modo que eso fue nuestro siguiente paso, sabíamos que nos
llevaría aproximadamente seis meses y que necesitábamos un abogado para manejar la apelación. Sabíamos que sería difícil porque en la familia no teníamos nada de dinero. Kenny tenía un abogado de oficio para su proceso y queríamos a ‘un verdadero abogado’. Ahora lo digo en broma, porque tengo a mi mejor amigo que es abogado de oficio y conozco a muchos otros que son realmente buenos y trabajan realmente duro, pero no lo sabía en su momento. Mi abuelo había fallecido y había dejado una pequeña suma de dinero a mi madre que usamos entonces para el recurso de apelación, que perdimos. En aquel momento no entendimos que íbamos a perder el recurso de apelación pasara lo que pasara, porque lo único que tenían que hacer era revisar el juicio y asegurarse de que los derechos de Kenny no fueron violados. Todo pasó como era debido, nadie cometió ningún error. No tenía nada que ver con las pruebas. Ellos sólo miran las transcripciones y ya está. No entendimos aquello entonces porque nadie nos lo explicó. Si hubiéramos tenido nuevas pruebas, las podíamos haber presentado, pero no las teníamos. Cuando perdimos el recurso en 1985, la familia entera quedó destrozada. Mi madre había gastado todo su dinero. No podíamos confiar en nadie más; ni en el juez, ni en los abogados de pago, en nadie”.
Cuando Kenny Waters perdió aquella petición intentó suicidarse. Betty Anne vivía en Florida entonces y solo podía comunicarse con él por teléfono. Pasó un tiempo sin noticias de su hermano, y preocupada se fue a Massachusetts para verle. Fue entonces cuando descubrió que se había intentado quitar la vida. “Cuando hablamos me dijo que no podía vivir allí más, no veía ninguna salida y ya no confiaba en nadie más. Él fue quién me dijo: el único modo de que salga de aquí es si tú te haces abogada. Me reí, y le dije: Kenny, no tengo ni el bachiller, hay que ir a la universidad y a la facultad de abogados para ser abogado. Él dijo: ¡sí, y tu puedes hacerlo! Entonces, yo estaba casada y con dos niños pequeños. Un par de días después me llamó otra vez y dijo que él hablaba en serio. Me dijo que no podría sobrevivir en prisión a no ser que ella fuera su abogada y le sacara de allí. Dijo que yo descubriría qué estaba pasando, lo que fallaba en el sistema y que le sacaría. Finalmente me puse de acuerdo con él y le dije: tú me prometes que te mantendrás con vida y yo me haré abogada. Me mudé de Florida, volví a Rhode Island, y me matriculé en la Universidad de la comunidad. Eso fue en 1986. Esto le dio fuerza para seguir adelante, hablamos de cada curso que recibí. Él a veces estaba sumamente deprimido, pero sintió que me haría abogada y algún día él sería libre, que de alguna manera yo encontraría el camino, tenía tanta fe en mí, todavía no puedo creer cuánta fe tenía”- dice Betty Anne con una sonrisa. Y prosigue: “Estaba entusiasmado con todo el asunto, estaba conmigo en todo momento, siendo aceptada en la facultad de abogados y finalmente pasando la reválida. Cuanto más se emocionaba él, más nerviosa me ponía, porque tenía que encontrar algo que probara su inocencia. Alrededor de 1996, tuve que elegir un tema para investigar y elegí el ADN. Entonces no tenía ni idea de lo que era el ADN y recuerdo ir a la biblioteca para buscar su significado. Descubrí que si tenías pruebas biológicas podías encontrar el ADN de la persona que lo dejó. Sabía que en el crimen por el que Kenny había sido condenado había mucha sangre. Era del tipo O, el tipo que tiene la mitad de población y como no, mi hermano Kenny. Me di cuenta que esto podría ser lo que estaba buscando y acto seguido empecé a estudiar el ADN y su origen y su uso como prueba. En aquel momento oí hablar de Barry Scheck y el trabajo que él hacía con el “Proyecto de Inocencia”. Era muy desalentador al principio, porque ellos tenían cientos de casos. Nos pidió a Kenny y a mí que rellenásemos unos formularios antes de decidir llevar nuestro caso o no. Yo sabía que tenía que empezar a buscar pruebas, porque si las habían tirado, el ADN no me ayudaría para nada. Estaba realmente nerviosa en mi búsqueda de las pruebas, porque no confiaba en nadie y pensé que aunque hubiesen pasado casi veinte años, si sabían que yo era la hermana de Kenny y era abogada, se desharían de las pruebas a propósito. Entonces esperé un tiempo antes de buscar pruebas porque aun intentaba que el “Proyecto de Inocencia” lo hiciera por mí, porque sentí que ellos tenían mucho más nombre, que sabían lo que hacían mucho mejor que yo y se asegurarían de que nada sería destruido, pero estaba pasando demasiado tiempo. Finalmente, me dije que tenía que hacerlo por mí misma.
Hice que un amigo de la facultad llamara para averiguar dónde podrían estar las
pruebas. Averiguamos que estarían en el juzgado y empezamos a llamar diciendo que estábamos haciendo un informe de investigación y que buscábamos pruebas en los archivos de Waters para ver si esto todavía existía. Al principio, me dijo que no guardaban pruebas después de tanto tiempo, pero después de muchas llamadas
telefónicas, ella consintió en buscar. Bajó al sótano y encontró un archivo con su
nombre. Inmediatamente fui con mi coche y conduje hasta Boston. Ya era abogada y cuando llegué dije que era Betty Anne Waters; la hermana de Kenny Waters y que era su abogada, y que quería ver las pruebas. Ella se puso un poco nerviosa, pero sabía que yo tenía derecho a verlas. Abrió la caja, y no quise tocar nada por si lo contaminaba. En cuanto abrió la caja sabía que lo que estaba viendo era del juicio. Estaba reviviendo el juicio. Una de las pruebas que tenían era un trozo de cortina en la cual el autor del crimen había limpiado sus manos. Lo podía ver nada más abrir la caja en una bolsa de plástico. Vi que estaba manchado con lo que debe haber sido sangre. Le dije que cerrara la caja. Estaba allí de pie, pensando en qué hacer. En esa caja de cartón estaba la vida de mi hermano. Yo sabía que era lo que iba a ponerle en libertad. Le pregunté a la recepcionista, Señora Halloran: -¿Dónde va a ir esta caja ahora? Ella me dijo que podría quedarse aquí o volver al sótano. Dije: -No, tengo que hacer una petición para que conserven esto. Le pedí que me dejara poner mi membrete alrededor de la caja y así nadie podría destruirla. Ella me miró y dijo: -Nadie va a destruirla. Dije: – Por favor, no dormiré esta noche sabiendo que esta caja esta aquí esperando hasta que yo pueda ver a un juez. Ella me dejo poner el papel con mi membrete por toda la caja. Escribí en ello: NO DESTRUYAN ESTAS PRUEBAS. SERÁN USADAS PARA UNA LIBERACIÓN POSTCONDENA.
Llamé al “Proyecto de Inocencia” otra vez y les dije que había encontrado las
pruebas. Lee me dijo que mientras fuera el abogado, Barry Scheck me ayudaría, de la otra manera tendría que esperar como todos los demás. ¡Era uno de los mejores días de mi vida!- recuerda Betty Anne con lágrimas en sus ojos.
“Barry me llamó probablemente veinticuatro horas después de aquella
conversación y me acuerdo de estar sentada en mi escritorio. Yo no podía creer que estuviera hablando con el. Le expliqué lo que vi y lo que estaba pasando en el caso y él me preguntó muchas otras cosas, no recuerdo todo, pero una cosa que nunca olvidaré, es cuando él me dijo: – Bueno, esto es una parodia de justicia y si su hermano es inocente, le sacaremos de la cárcel. Era, para mí, el punto decisivo, pensé: realmente voy a conseguir que Kenny salga de prisión. Aun así nos llevó mucho tiempo y tuvimos que tratar con Martha Cokely, ahora Ministra de Justicia en Massachusetts, que era entonces la Fiscal del Distrito del Condado de Middlesex y la fiscal del caso. Por eso le dejé a Barry Scheck manejarle, yo sabía que como la hermana de Kenny sería apartada.
Recuerdo sus cartas que decían: No me importa el ADN, hay bastantes pruebas
para demostrar que era él. Fue devastador, no había ninguna prueba. Era como si ellos no quisieran saber la verdad. Finalmente las pruebas llegaron al Laboratorio de Delito de Massachusetts. El “Proyecto de Inocencia” tenía un científico forense, Ed Blake, en California. Hablamos de compartir pruebas para hacer pruebas duplicadas. Esto tardó meses porque Martha Cokely no había dado la orden para enviarlo a California. Después de más presión de Barry Scheck, al final lo mandaron. Estuve muy preocupada porque la gente me decía que las pruebas eran muy viejas y esto hacia difícil conseguir los 9 puntos de identificación que se necesitaban. Cuándo Ed Blake hizo sus pruebas, fue capaz de conseguir un perfil completo, lo cual era asombroso, esto dio un perfil completo del autor y no era en absoluto mi hermano, era un día asombroso. Yo estaba con mi hijo Ben, ese día cuando Barry mandó por fax el informe; yo estaba tan feliz… ¡Dios mío, era increíble! En el juicio la oficina de Martha Cokely había dicho que la sangre pertenecía al autor, pero entonces ellos dijeron: -Tal vez la sangre no pertenezca a Kenny, pero tal vez Kenny estaba presente mientras otra persona lo hacía.
Yo no lo podía creer. Luego me contaron los de “Proyecto de Inocencia” que esto pasa mucho. Si averiguan que han condenado a la persona equivocada, todavía quieren colocarle allí de alguna manera. Después dijeron: -Si esto demuestra que Kenny es inocente, entonces esto también demuestra que los otros testigos contra él estaban mintiendo. Por supuesto, yo ya sabía eso, pero ahora nosotros teníamos que demostrarlo. Así que Barry Scheck, mi amiga Abra de la facultad y mi mayor apoyo durante todo este asunto y yo, decidimos hacer un viaje para visitar a todas aquellas personas que habían testificado en contra de Kenny. Una de las testigo nos contó que si no testificaba contra Kenny le habrían quitado a sus hijos; otra que si no cooperaba hubiera sido acusada de cómplice; cosas tan graves como estas. Finalmente una de ellas se retractó por completo y acabó delante del Jurado de Acusación explicando por qué había mentido. La otra, que incluso en el juicio de apelación de Kenny le había contado a mi madre que quería decir la verdad, cambió su historia cuatro o cinco veces y al final su testimonio no contó. Finalmente con el testigo que se había retractado
y las pruebas de ADN declararon a Kenny inocente”.