No suele pasar muy a menudo pero hay veces que las ruedas de prensa son mucho mejores que las películas sobre las que hablan. Todos tenemos un plan es un thriller bastante flojo, confuso, quizá porque quiere hablar de tantas cosas, tan profundas, que se ahoga en un guión enmarañado y al final, vacío. El caso es que ahí estábamos los periodistas frente a Viggo Mortensen, Soledad Villamil, Javier Godino y la directora Ana Piterbarg a punto de comenzar una rueda de prensa que se prevenía menos rutinaria de lo normal por la presencia de un actor de Hollywood. Acabó siendo mucho mejor de lo esperado.
“El papel fue un desafío interesante, tuve miedo al principio ya que he visto muchas películas donde hay gemelos interpretados por el mismo actor y no me las suelo creer mucho”, Mortensen es un doctor desesperado y con depresión que decide asumir la identidad de su hermano gemelo cuando este muere. Cuando va hacia la región donde vivía su hermano y donde el también pasó su infancia se ve involucrado en un mundo criminal del que su gemelo había formado parte. “Las secuencias donde están los dos fueron las últimas que se rodaron, por lo que ya conocía muy bien a los personajes”, declaró el actor. Luego llegaron un par de preguntas curiosas, una sobre sus planes en general y otra sobre a quién suplantaría la identidad. “Mis planes siempre son una mierda” bromeó con respecto a la primera, pero con la segunda se negó rotundamente a contestar reclamando alguna pregunta para los demás.
La periodista se quedó pálida. La tensión ahogaba a los presentes. Pero allí sentados solo había profesionales así que la rueda de prensa siguió como si nada (solo que sí que había pasado algo).
La directora habló del apoyo que recibió para que diera la luz su proyecto, sobre el rodaje y sobre el miedo que se pasa con una ópera prima. Javier Godino, el único español presente, dedicó algunas palabras sobre la crisis y sobre la importancia de que los periodistas animáramos a la gente a ir al cine y a consumir cultura, “las crisis son buenas para el ingenio”, comentó. Y entonces alguien volvió a preguntar algo a Viggo. “Tus palabras sobre Mourinho causaron mucha polémica aquí, ¿quieres matizarlas?” y el actor se explayó hablando sobre fútbol y dejando a la sala alucinando por segunda vez. “Aquí soy del Real Madrid y me gusta el juego por el suelo, con toque, parece ser que a él le gusta lo contrario. Me parece que es un hombre poco conforme con el planteamiento de un equipo como el Real Madrid, que además anda metiendo el dedo en los ojos de la gente”, y siguió, “solo es la opinión de un hincha pero me parece que tiene un comportamiento aburrido y cobarde este señor”, y matizó, “pero ojalá que nos traiga la décima”.
Y después de este paréntesis se siguió hablando de cine. Soledad Villamil que habló poco, dijo mucho. Habló de la película con inteligencia y profundidad. “El mal interior radica en desconocer los deseos” dijo sobre su personaje en el filme, “preparando mi personaje me acordé de un pensamiento que me viene a menudo, no siempre uno sabe lo que es mejor para él mismo”, y después todos los presentes se enfrascaron en una conversación improvisada sobre el trabajo de un actor que a veces no distingue la toma buena de la mala, el plan que sigue todo trabajo y por supuesto todo rodaje.
Al final todo acabó de manera serena. Cuando ya no hubo tiempo para preguntas Viggo Mortensen quiso cerrar con un alago hacia la directora, “recordad este primer largometraje de Ana Piterbarg, porque habrá muchos más”. Mortensen se marchó de la sala augurando un “lindo futuro” para su directora y dejando en los periodistas todo tipo de sensaciones que dejo a vuestra interpretación.
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Interesante y entretenido debió de ser, sí, aunque no me llama tanto la atención como para gastarme la pasta + IVA en ver la película.
Me quedo con una reflexión: mis planes y los de una «estrella» de Hollywood coinciden en lo sustancial…