Hemos visitado con enorme curiosidad el set de rodaje de la ópera prima de Fernando Franco, responsable del montaje de ese genial corto titulado Voice Over, visto en la 10ª Muestra Syfy.
Lluvia fina y persistente cubre Madrid. El cielo plúmbeo hace juego con las fachadas de las casas del barrio de Orcasitas. De un improvisado refugio, bajo los soportales, surgen rumores de walkietalkies. Cintas albirojas dibujan un espacio imaginario. Pocos metros más allá, dos camiones y una ambulancia aparcados. El equipo de La Herida, el primer largometraje de Fernando Franco, está aguardando a que amaine el temporal para poder así retomar el rodaje matutino. Videodromo aprovecha la coyuntura para hablar con el director y los actores.
El montaje de La herida se resuelve en planos-secuencia
“No sé si será porque es su ópera prima o por su experiencia como montador, pero Fernando tiene muy claro lo que quiere hacer”. Ramón Barea, que interpreta a Martín, un paciente con principio de alzheimer, alaba el modo de dirigir de este director, más famoso por su trabajo de montador (fue nominado en la última edición de los Premios Goya al Mejor Montaje por Blancanieves). “Resuelve la película en planos-secuencia, algo que me parece muy arriesgado por su parte. Pero para el actor es mejor. Sabes que lo que haces es lo que va a ir, sabes que vas en continuidad. Es algo que conecta con el teatro”.

De derecha a izquierda, Ramón Barea, Marián Álvarez y Fernando Franco
La herida es una película dramática
En La herida Ana, una enfermera de la ambulancia, padece una enfermedad que no le han diagnosticado: el Trastorno de Límite de Personalidad (TLP). Las personas que lo padecen encuentran grandes dificultades para controlar sus emociones: el enfado, la impulsividad, intentos de suicidio, miedo de abandono, sensación de vacío…Es más común que la esquizofrenia o la bipolaridad. Fernando Franco se estrena en este largo de planteamiento complejo y sin pretensiones comerciales, aunque ya había probado en el campo de la dirección con varios cortos, como Mensajes de voz (2007), Tu(a)mor (2009), Les variatons Dielman (2010) o La media vuelta (2012) con las que comparte en todas ellas el lenguaje cinematográfico experimental. “La Herida es dramática, pero no en el sentido de que sea triste. Tampoco es una comedia. Es un drama con un punto de intriga muy curioso. Aparentemente no hay nada, pero después te vas haciendo preguntas sobre el
personaje central: ¿por qué hace eso, qué le pasa? Tiene algo de trama psicológica”, continúa Barea.
Largos ensayos en el rodaje de La herida
El equipo -del tamaño de una producción modesta- sigue esperando. Precisamente La espera iba a ser el título original que más tarde se rechazó por resultar demasiado obvio. Algunos toquetean sus cámaras; otros saludan a los figurantes, que a veces son confundidos con los lugareños, y los hay que se refugian en una buena conversación. Un gato husmea. Para matar, además del tiempo, el hambre ha preparado un pequeño catering con los típicos refrigerios: kikos, café y palitos de pan de formas caprichosas. “Los que lamentablemente fumamos, fumamos más. También suelo llevarme un librito o juego a “Apalabrados”, una aplicación de móvil. No obstante, en este rodaje no ha habido muchos ratos muertos por premura de tiempo”, comenta Manolo Solo que da vida al compañero de trabajo de la protagonista. “Cuando me presentaron el proyecto no tuve la más mínima reticencia a la hora de aceptarlo. El guión está muy bien escrito y muy trabajado. Me interesaba tanto la película como el papel, aunque al principio hacía otro más pequeño”. “Es un montador muy reputado, pero paradójicamente hace la película en plano-secuencia. Es decir, que montar va a tener que montar poco. Para que salga bien tenemos que ensayar muchísimo. Hasta que no sale lo que quiere, no para, pero siempre tiene los oídos abiertos para cualquier proposición”.
La herida es el relato de una superviviente
En el caso particular de cada actor, sus horas de ensayos son variables, pero la que más tiempo ha invertido en ellos es Marián Álvarez, la protagonista absoluta del film. “¿¡Ya están los de la película otra vez!?” Una vecina sale de su casa disparando esta sonora queja en medio del silencio del rodaje. La lluvia ha cesado y el equipo -armonioso, alertado, coordinádose ha puesto manos a la obra. Es escena está Marián Álvarez o Ana, el personaje al que le presta su cuerpo y su alma. “Ana es hipersensible. Sólo puede expresar su dolor, que tiene mucho, autolesionándose. Es el relato de una superviviente”. “Hemos estado ensayando muchísimo, cerca de dos meses, más toda la investigación previa del personaje”. Pero no se lamenta: “Lo que más me gusta de ser actriz es la preparación, el tiempo que se dedica a ello. Debería estar por contrato. Para mí ha sido un sueño al mismo tiempo que un reto”.

Una sesión de rodaje de “La Herida” de días anteriores
La herida iba a ser un documental (fruto, a su vez, de una exposición) pero al comprobar Fernando Franco que los enfermos tendían a autolesionarse más, puesto que eran conscientes de que eso era lo que llamaba la atención de los demás, decidió pasarse a la ficción. ¿Pero quién es Fernando Franco? “Yo sólo le conocía porque hacía de montador en Blancanieves, donde también participo”, recuerda Ramón Barea; “Con Fernando teníamos amigos comunes y ambos somos de Sevilla. Había visto alguno de sus trabajos que me gustan bastante, pero no nos conocíamos”, confiesa su paisano Manolo Solo. Jaime Rosales (director y guionista de “La soledad”, “Tiro en la cabeza”o “Sueño y silencio”) dijo de él que toca temas de actualidad con sensibilidad y ligereza. Él, Fernando, los conocía a todos indirectamente. Gracias a su trabajo como montador había visto el trabajo de ambos y el de Marián Álvarez, especialmente en Lo mejor de mí (2007), como espectador. “Me halaga mucho que Jaime Rosales me valore. Por lo de temas de actualidad se puede referir a que muchos de mis cortos tienen que ver con chats, contestadores automáticos, etc. Lo de la ligereza supongo que será porque no pretendo adoctrinar, suelo mantener la distancia a la hora de retratar los temas que me interesan”, hipotetiza este sevillano del que todo su equipo coincide en destacar su tranquilidad, su modestia y su talento como rasgos primarios de su carácter. “Tiendo a huir de los mensajes, porque no me considero capaz ni quiero sentar cátedra sobre nada. No quiero hacer un compendio sobre el trastorno, sino que quiero retratar lo mejor y honestamente posible un personaje con unas vicisitudes concretas que lo padece”, afirma.
El formato de La herida es 16mm
Franco también se encarga del guión junto a Enric Rufas, guionista habitual de Rosales: “Quería tener un segundo guionista para que diera otra perspectiva”. Ha decidido rodar en 16mm porque considera que aporta mayor calidad que la imagen digital y que tolera mejor los movimientos de cámara. “Entiendo el cine como un camino de ida y vuelta. Me interesan los cortos y los seguiré haciendo. Por otro lado, yo tenía esta historia y me apetecía rodarla de esta manera un poco más extensa y hemos podido financiarlo. No por ello entiendo que ya haya dejado de hacer cortos: espero seguir haciendo largos, cortos, videoclips, piezas de museo… porque cada elemento tiene su lenguaje y me interesan todos”. Es mediodía, y el equipo aprovecha la convenida pausa para domesticar a sus estómagos. El rodaje proseguirá después de haber completado un tiempo de cinco semanas y pasado por tres localizaciones: San Sebastián, Zumárraga y Madrid. Después de la lluvia, no hay tiempo que perder.
Fotos: José Haro
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