Hace 18 años comenzó la historia de amor entre Jesse y Celine. Para Diego Montes las películas de Linklater son una experiencia vital. Para Pedro Moral son sólo un ejemplo de buen cine independiente.
Nueve años después de que Jesse y Celine pasaran un romántico e inolvidable día en Viena se reencontraron en París. Una segunda oportunidad. Antes del atardecer es una película igual de inteligente y ágil que su predecesora. Ambas son un río de diálogos sobre el amor, sobre la muerte, el sexo y la literatura donde los silencios también hablan y, a veces, chillan.
La tercera entrega es otra cosa. En Antes del anochecer Richard Linkater utiliza los mimos recursos, o casi, porque el metraje es entrecortado y el romanticismo perenne en la historia amarga el paladar. Lo que es la vida…
SINOPSIS
Celine y Jesse están en Grecia nueve años después de que Jesse tuviera que decidir si finalmente cogería o no ese avión en París. Es el final de unas vacaciones muy largas. Surgen los sueños frustrados, las incomodidades, los celos, la endiablada rutina… Ya no son sólo Celine y Jesse. Todo parece explotar en una habitación de hotel en el Peloponeso.
ARGUMENTO
Pedro: Las imágenes ya no fluyen de la misma manera. Pero los diálogos sí. Las miradas y los largos paseos de estos dos siguen estando vivos. A diferencia de las dos películas anteriores, Antes del anochecer destruye toda esa idea idílica del romanticismo. Richard Linklater nos coloca en el mundo real y nos obliga a reflejarnos en un momento vital terrible de sus personajes. Un golpe bajo.
Diego: Richard Linklater cierra la trilogía (o quién sabe si dentro de otros diez años nos encontremos de nuevo con Jesse y Celine en circunstancias aun más crepusculares). Las señas de identidad son las mismas. A saber, una dirección discreta que permite a sus dos actores desplegar interpretaciones tan exquisitas que uno no sabe si quizá su trabajo haya traspasado la pantalla y forme parte indisoluble de su propia experiencia, diálogos acerados e interrogantes existenciales que ya no dejan traslucir ilusión y misterio sino una tristeza tenebrosa en la que la madurez se presenta como un estado sombrío. Esta vez viajan a Grecia, espejo de su propia tragedia, decadencia platónica.
PERSONAJES
Pedro: Esta es la gran novedad con respecto a las anteriores cintas. Hasta algo más de la mitad de la película, Celine y Jesse, o sea, Julie Delpy y Ethan Hawke, están rodeados por un grupo de entrañables personajes que solo escupen argumentos intelectuales sobre la mejor forma de devorar la vida y que hablan de ellos mismos como los seres más enamorados del planeta. Linklater ahoga la historia de sus protagonistas con estos nuevos hombres y mujeres que abarcan todas las edades del hombre. Cuando Celine y Jesse se vuelven a quedar solos, Hawke y Delpy vuelven a demostrar la asombrosa química que hay entre ellos. El cuarentón estadounidense y la inteligente dama francesa se meten al público en el bolsillo por tercera vez en 18 años.
Diego: La primera de las siete secuencias que forman la película nos introduce en la nueva familia disfuncional que han creado Jesse y Céline. Hasta la mitad de la película no aparecerá el resentimiento que se esconde tras la protectora rutina que parece dominarlos. En cierto modo ninguno de los dos ha cambiado en exceso. Céline sigue siendo la neurótica y magnética europea a la que su marido define en un momento dado como “la alcaldesa de la ciudad de los tarados”. Jesse, el eterno adolescente americano, es ahora un escritor de éxito, pero él mismo explica que comienza a sentir el peso del vacío cuando dice que ya no siente la necesidad de abarcar la inmensidad literaria y cultural propia de la bisoñez ambiciosa. A decir verdad emergen como dos versiones domesticadas de la juventud insaciable que conocimos en las dos primeras partes.
SECUENCIA
Pedro: La discusión de ambos en esa rancia habitación de hotel no sólo es la mejor secuencia de la película, si no la mejor de la trilogía. La noche empieza con unos preliminares llenos de pasión pero algo se tuerce y comienzan los reproches. Las frases que se lanzan el uno al otro son terribles e injustas para ellos y para el espectador que ve derrumbarse un universo que creía perfecto. De repente Antes del Atardecer se convierte en el Woody Allen más amargo. Y uno aplaude ante este viaje a los anhelos y secretos más oscuros de Jesse y Celine.
Diego: A Mike Leigh le encanta rodar escenas en las que sus personajes se sientan a la mesa y despojados de toda nadería se limitan a conversar. Los resultados suelen ser tan intensos como cuando en Antes del anochecer, durante la cena, las tres parejas, que podrían representar perfectamente a los Jesse y Celine del pasado y del futuro, intercambian confidencias ante la mirada silente de la una anciana que, con la paciencia de la vejez, explica en último término cómo se obliga a sí misma a recordar el rostro de su pareja fallecida porque cada vez le resulta más difícil evocar sus recovecos.
PLANO
¡Ojo, puede contener spoilers! ¡Salta a los siguientes párrafos si te va a dar un ataque!
Pedro: El sol se va por el horizonte del Peloponeso y Celine lo observa con una melancolía abrumadora. “Sigue ahí, sigue ahí… se fue”. Es de noche. Lo que esconden las miradas de Hawke y Delpy le desgarra a uno el alma.
Diego: A riesgo de estropear el desenlace, no pude evitar sentir un desasosiego que me acompañaría durante algunas horas cuando presencié la reconciliación final. El amanecer pasional ha desembocado en erosionadas ruinas griegas que, casi sin fuerza para resistir, se mantienen en pie. Y resonando, la secuencia final de El apartamento en la que Jack Lemmon desnudo e inerme se entrega a una Shirley McLaine que con gesto indiferente le pide que siga repartiendo las cartas.
LO MEJOR
Pedro: Casi todo. Antes del anochecer es un paseo terrorífico, algo amargo pero tremendamente divertido. EL sentido del humor de muchos de sus diálogos es inteligente y afilado. Funciona incluso en los puntos más dramáticos.
Diego: El trío creador de Antes del anochecer. Esto es, Linklater director y los actores funcionando en labores de producción y escritura como parte del proceso de invención de unos personajes que transcienden la pantalla y sobreviven a las cicatrices creadas por el paso del tiempo.
LO PEOR
Pedro: El diálogo central en el que nuestros Celine y Jesse interactúan con otros personajes que parecen sombras dentro del maravilloso universo que ha construido Linklater. La pedantería de sus frases no cabe en la pantalla.
Diego: Coincido con Pedro en que en algunas partes de la película el director coquetea con lo pretencioso y las palabras de sus protagonistas suenan como aforismos inverosímiles. Lo más negativo es quizá la necesidad de Linklater de parecer continuamente delicado e inteligente cuando la naturalidad de los diálogos debería erigirse como razón de ser del proyecto.
FRASES DESTACADAS
Pedro:
Celine: “Si ahora me encontraras en un tren… ¿Hablarías conmigo? ¿Me pedirías que me bajara contigo?
Diego:
Celine: “Algunas veces, no sé, me da la impresión de que tú respiras helio y yo oxígeno”.
NOTA
Pedro: 7,9
Diego: 9