George Clooney se queda a medio camino entre lo bélico, lo cómico y lo dramático en una película que ni siquiera ofrece al espectador el descargo que otorga el entretenimiento.
Una de las películas más divertidas y afiladas del año. Scorsese retrata de manera sobresaliente el ascenso y caída de un joven broker, interpretado de forma soberbia por Di Caprio.