Mientras que Ozon se pierde en su afán de provocar a toda costa, Lynne Ramsay lo consigue y polariza radicalmente a la crítica firmando una auténtica pesadilla.
Jane llega a nuestras pantallas tras años de caótica producción, y con un director de reemplazo que, pese a cumplir, deja la venganza coja de alma y nervio.